lunes, 16 de diciembre de 2013

Berta Dávila, fotografiada por Alexxander
Ten o falar de Berta Dávila (Santiago, 1987) un aquel de tranquilidade que contaxia á xornalista. Vén de gañar o Premio de Narrativa Breve Repsol, por O derradeiro libro de Emma Olsen e está feliz. Conversamos sobre librarías, lecturas e escrituras xunto a un café con leite. 

—¿Cal foi o verso que lle incitou a escribir? 
—Moitos... Hai un de Jaime Sabines que di: «Quiero darte a nadie para que vuelvas a mí sin haberte ido»; outro de La Regenta: «Ella era también como aquel cigarro, una cosa que no había servido para uno y que ya no podía servir para otro»; e hai un verso de Lupe Gómez que me persigue absolutamente: «Galiza non son imaxes, son restos». Gustaríame ter escrito algo así, algo que puidese levar tatuado. 

—¿Nunca se cansa de ler? 
—Eu teño a vista cansa dende os oito anos. Leváronme ao oculista porque me doían os ollos e púxome unhas gafiñas de vista cansa que aínda sigo utilizando. 

—¿Por ler moito? 
—Si. Miña nai ameazábame con quitar os libros para que fixera as cousas: «Como non acabes de merendar, non vas ler», dicía. 

—¿Gusta de ler en dispositivos electrónicos? 
—Só para ver prensa, blogs... Vexo normal que a tendencia vaia cara o tema electrónico, aínda que eu non o fago. Non porque o deoste nin moito menos. 

—Mostra de que non é totalmente analóxica é o seu blog, «Confabulario Novo». 
—Claro, non son doutro século, pero nunca fun capaz de ler cincuenta páxinas seguidas nun dispositivo electrónico, quitando os xornais. Ademais eu son de apuntar cousas, subliñar, tomar notas... 

—¿Marca a páxina? 
—Iso tamén. Por arriba, marco por onde vou; e por abaixo, cando me gusta unha cita. 

—No seu blog, chamoume a atención unha entrada na que dicía que lle fascinaban as notas de suicidio como xénero literario. 
—Falaba dese tipo de citas que parecen estar escritas para a literatura e non para os seres queridos. E relacionábao co meu de Emma Olsen, que non é unha nota de suicidio, pero é esa idea de que contarías se fose o último que tes que contar. 

—¿Por que está tan presente a música nos seus libros? Hai un verso de «Raíz da fenda» (2012) no que di, logo da morte dun ser querido: «¿Serei tan cruel para volver a escoitar música?». 
—Ese verso fala dos primeiros momentos nos que un afronta a perda de alguén. A pregunta é se serei tan cruel como para recuperar as rutinas intranscendentes da vida, ou para volver de novo á dispersión. 

—¿Porque sería como unha traizón á persoa que xa non está? 
—Si, iso é. Puxen a música porque me pareceu o contrapunto á sensación de loito. O derradeiro libro de Emma Olsen escribiuse cun playlist, que é un disco coas vinte cancións que eu escoitaba obsesivamente mentes escribía. 

—Entre elas está «Only the lonely », de Roy Orbison. 
—Cheguei a pensalo como título para a novela, pero o de «Só os solitarios» non me gustaba. O disco Mistery girl tamén aparece. «Teño gafas de vista cansa dende os oito anos por ler tanto».

(Segue)

lunes, 9 de diciembre de 2013

Victoria G. Dobarro, coordinadora de la DGT en Galicia: "Me pusieron una multa que me sirvió de cura de humildad"

Es la primera mujer que ocupa la jefatura de Tráfico en A Coruña y también la primera coordinadora de la DGT en Galicia 


Victoria Dobarro, fotografiada por Marcos Míguez
Imagínense lo que tiene que ser que a la jefa del organismo que pone multas le pongan una multa. Pues a María Victoria Gómez Dobarro (Pontevedra, 1968) le pasó cuando era jefa provincial de Tráfico en Pontevedra. «A- 52. Puebla de Sanabria. Iba por una recta interminable y no me di cuenta de que me había excedido un poco en la velocidad». 

—¿Una jefa de tráfico no se quita sus propias multas de tráfico? 
—¿Cómo me la voy a quitar? La pagué, como todo el mundo. 

—O sea, que tampoco la recurrió. 
—No. Me dio mucha rabia y me sirvió de cura de humildad. 

—Pero, ¿es partidaria de subir a 130 la velocidad máxima en carretera? 
—En carreteras buenas y con vehículos buenos es una velocidad más que asumible. Hay que ver en qué condiciones y con qué requisitos se establece.

—En la A8 se está multando por circular a 131. ¿A partir de qué velocidad saltan exactamente todos los radares? 
—Depende del equipo. Antes el margen era de un 10 % y, ahora, de un 6 %. Los aparatos son cada vez más sofisticados. 

—En un día como el de hoy, con la operación retorno, ¿sufre pensando en los accidentes y atascos que pueda haber? 
—En Galicia este tipo de operaciones no son tan significativas como las que vemos en Madrid. Me preocupo más cuando llevamos varios días de lluvia y sale el sol. Pienso en las motos. 

—Cuando va por la carretera, ¿nota que se conduce mejor? 
—Noto que se ha reducido la velocidad media. Aunque te rebase uno por la autopista, se incorpora al carril otra vez. 

—De todas formas, se sigue «fardando» mucho de correr. A todo el mundo le lleva una hora menos ir a Madrid. 
—Pero la respuesta de la sociedad es distinta. Ahora te preguntas: «¿A cómo iría este?». 

—Parece que, con el alcohol, no hay ese cambio de mentalidad. 
—Cuesta más. Lo habitual es que, en un fin de semana, recojamos unos 100 positivos en los controles. Es una cifra alarmante. 

—Si nos volviéramos a examinar del carné, ¿cuántos de nosotros cree que suspenderíamos? 
—No lo sé, pero ahora las preguntas son más claras y concisas. 

—Y ya están informatizadas. 
—Sí, estamos muy contentos e ilusionados con el teórico informatizado. Aunque el otro día falló, de manera puntual, eh... Pero bueno, tiene muchas ventajas. 

—¿Cuál es la principal infracción que se comete en Galicia? 
—Exceso de velocidad, alcoholemia, el uso de los sistemas de seguridad y el teléfono móvil. 

—En cuanto a los sistemas de seguridad, ¿no podrían organizar unos cursillos para los padres que nunca saben si la silla de su bebé está bien o mal colocada? 
—Pues probablemente sí. Por lo que veo, debe ser complejo instalarlas adecuadamente. 

—No le voy a preguntar quién lo hace mejor, pero ¿hay diferencias entre hombres y mujeres a la hora de conducir? 
—Creo que las mujeres respetan más las normas. La prueba es que, más del 85 % de los conductores que pierden todos los puntos del carné, son hombres.  

(Sigue)

María Luisa Suárez, costurera del Complexo Hospitalario de A Coruña (CHUAC): «Una de mis tareas consistía en hacer los sujetadores de las monjas del hospital»

Hasta que se jubiló el mes pasado, fue la trabajadora más veterana del complejo hospitalario coruñés 

«Los camisones abiertos son para la gente que está encamada o para ir a quirófano» 

Fotografía de Paco Rodríguez
Escribir que María Luisa Suárez García (Oseiro, Arteixo, 1949) se ha pasado el tiempo entre costuras es una obviedad pero, dado que confiesa estar «enganchada» a la historia de María Dueñas, empezamos por ahí. 

—¿Sabe que la adaptación de la novela a la tele ha disparado la venta de máquinas de coser? 
—No me extraña. Esa serie me encanta, estoy enganchada. 

—Usted tendrá más de una, ¿no? 
—En mi casa tengo la que me compró mi madre a los trece años, una Singer. Es la que siempre utilicé. Nunca fue a arreglar y cose de locura. En el hospital, pasé por tres máquinas distintas. La última fue una Refrey. 

—Así que no desconectaba del trabajo cuando llegaba a casa. 
—¡Qué vaaa! Yo cosía para mis hijos, para mis sobrinas... Abrigos y de todo. Los de marinerito, con los botones dorados, ¿sabe?

—Sí. ¿Los hacía usted? 
—Sí. También hice la ropa de mis hermanas. Y somos seis. 

—¿A qué edad empezó a coser? 
—Profesionalmente empecé a coser por las casas a los catorce años, para gente muy importante de A Coruña. A los 18 entré en el hospital. Era el año 1968. Me dejó la plaza una tía mía. 

—¿Y la cogieron así, sin más, o tuvo que pasar una prueba? 
—Tuve que pasar unas pruebas, claro. Se trataba de hacer una bata, un delantal y una cofia. 

—Una bata de médico. 
—No, una bata de pinche. La primera bata de médico que hice fue para el doctor Calderón, traumatólogo. Era muy conocido. Vivía encima del cine Equitativa. 

—¿Quién vestía mejor? ¿Había algún George Clooney por ahí? 
—Nunca tuve mucho tiempo para fijarme, ¡siempre anduve a cien por hora! Déjeme que piense... Era apuesto el doctor Pernas; y el doctor Bayo, también. 

—Así que lo primero que hizo fue una bata. ¿Y lo último? 
—Como estoy operada de las manos y de los ojos, últimamente me dejaban coser muy poco. Hacía pequeños arreglitos de ropa, porque viene todo de fábrica. 

—¿Cuál fue el uniforme más difícil de hacer? 
—Los hábitos de las monjas, pero nunca tuve que hacer ninguno. Una de mis funciones consistía en hacerles la ropa interior, los sujetadores, las cofias... 

—¿Les tomaba las medidas? 
—Lo hacía a ojo. Se lo probaban y, si no les servía, se arreglaba. 

—¿Cuánto tarda en coser un botón? 
—Un minuto. Y un ojal, tres minutos. Un dobladillo, depende. 

—¿Qué canta cuando cose? 
—No canto nada. Escucho la radio. Aquellas radionovelas de antes eran estupendas. 

—Terminada esta etapa, ¿se considera feliz? 
—Solo tengo palabras de agradecimiento para todos. Sobre todo para el señor Albaina, que era el administrador. Se portó como un padre conmigo. 

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domingo, 24 de noviembre de 2013

"Hay que dejarse de enseñanzas trilingües y dar bien el inglés"

Carmela Vaamonde, jefa de inglés de la Escola Oficial de Idiomas de A Coruña

Carmela Vaamonde, fotografiada por el gran César Quián


Media hora de conversación sobre el inglés con Carmela Vaamonde Fandiño (Betanzos, 1960) y ni una palabra por mi parte pronunciada en este idioma. Lo tenemos hasta en la sopa pero lo hablamos poco. 
—Pensando en el futuro laboral de su hijo, ¿qué le enseñaría: inglés, alemán o chino? 
—Mi hijo ya sabe inglés así que invertiría en alemán. El chino lo restringiría a gente que esté dispuesta a dedicarle mucho tiempo, por la dificultad que entraña.

—¿Por qué, a día de hoy, los niños salen de la escuela sin aprender inglés? En numerosos países europeos esto no pasa. 
—¡Este es un tema que me enerva! La cuestión no es que empiecen pronto (ahora se da inglés a partir de los tres años), que está muy bien, sino la forma de impartir la asignatura. 

—¿Es el enfoque lo que falla? 
—Los profesores deberían tener un mejor nivel de pronunciación, para que los pequeños no adquieran vicios. Y no haría nada por escrito, los desconcierta mucho. Así es como aprenden los niños de habla inglesa. 

—Que hablan antes de aprender a escribir, como todos. 
—El inglés no se puede estudiar como si fuera geografía. Y tendrían que ser grupos reducidos. 

—Pues la Xunta apuesta por la enseñanza trilingüe.
—Hay que dejarse de enseñanzas bilingües, trilingües o cuatrilingües y dar bien el inglés. Si quieren que los chavales aprendan, lo que hay que hacer es poner más medios. 

—Lástima que los que deciden sobre eso no saben hablar inglés. Al presidente de la Xunta —parodias de The Chieftains aparte—, parece que no se le da muy bien. 
—El otro día vi esto en el Facebook: «Curioso este país en el que te piden inglés para ser barrendero, pero no es obligatorio para ser presidente». Deberían dar ejemplo. Si no lo hacen ellos, que seguro que se pueden pagar un profesor 24 horas... 

—Yo estudié inglés en la EOI y no aprendí a hablar el idioma. ¿Algo que declarar? 
—¿Cuándo fue eso? 

—En los años noventa. 
—Entonces te doy la razón, pero esto ha cambiado mucho. La enseñanza ahora es mucho más práctica. Se trata de comprender lo que lees y oyes y saber expresarte por escrito y oralmente. 

—¿Y así sí? ¿Los alumnos acaban hablando inglés? 
—Unos más y otros menos (risas). Hablar, hablan todos; pero unos mejor y otros peor. 

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martes, 19 de noviembre de 2013

Mercedes Suárez, la primera abogada que ejerció en A Coruña: «El presidente de la Audiencia me insultó cuando juré el cargo»

«Me aprendí la alineación del Athletic de Bilbao para poder hablar con los chicos»

Posee la medalla al mérito colegial y el viernes pasado recibió la de los 50 años 


Fotografía de Paco Rodríguez

Dice que no es la misma desde que perdió a su marido, Manuel Otero Pazos, en mayo del año pasado, pero aún así, continúa en la brecha. El viernes recibió la medalla de los 50 años del Colegio de Abogados de A Coruña y, en el 2012, la del mérito colegial. Es la única mujer que posee ambos galardones en toda la provincia y la primera letrada que ejerció en la ciudad. 

—Así que de jubilarse nada. 
—Nada, nada. Yo siempre dije que me moriría en el despacho trabajando. Además, no sé hacer otra cosa. Llevo cincuenta años detrás de esta mesa. 

—Habrá reducido la cantidad de asuntos que lleva, por lo menos. 
—Los asuntos han bajado en toda España. La crisis es escandalosa y las tasas no favorecieron nada la situación. Llegan los clientes preguntando si pueden pagar a plazos. Me está pasando ahora lo que nunca me había pasado antes. 

—Me imagino que durante este tiempo le habrá pasado de todo. 
—Sí. Justo hace cincuenta años, el presidente de la Audiencia me empezó a insultar cuando, al jurar el cargo, vio que yo era una mujer. Al ser la primera, empezó a decirme: «¡Usted está loca! ¡Dónde se mete!...» 

—Menuda bronca que le echó. 
—Con razón le llamaban Don Martín El terrible. De todas formas, al día siguiente, se dio cuenta de la metedura de pata, porque yo le contesté airada e hizo todo lo posible por suavizar la situación conmigo. 

—Si es que usted tendrá anécdotas por un tubo... 
—Otra muy buena es cuando fui a la cárcel por primera vez. Yo iba a visitar a un cliente. Era la primera mujer abogada que aparecía por allí y el director se escondió detrás de una puerta para verme. Como luego tuvieron que avisarlo para dejarme entrar, me hicieron esperar una hora y media hasta que el hombre salió de su escondite. 

—Afortunadamente, eran otros tiempos. 
—También tuve un juicio de fincas que me salió perfecto y, en cambio, lo perdí. Fue algo que nunca entendí hasta que me enteré de lo que había pasado, en realidad. Años después, el juez confesó que la clienta de la parte contraria había ido a su casa y le dijo: «Eu xa sei que o preito vouno perder, porque a avogada contraria é alta, nova, rubia e guapa». 

—O sea, que el juez tuvo miedo de que su mujer se celase. 
—Eso es. Luego apelé y lo gané. Yo tenía la razón. 

—¿Cuál es el mejor abogado, el que más pleitos gana o el que más pleitos evita? 
—El que más pleitos evita. Yo nunca presenté una demanda sin mandar antes una carta a la parte contraria. Es mi filosofía.

—Por si acaso hay posibilidad de acuerdo. 
—Yo llevo negociando acuerdos desde que empecé a trabajar. 

—Se pleitea de más. 
—Hay asuntos en los que no. 

—¿A quién no defendería nunca? 
—A Franco. 

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lunes, 11 de noviembre de 2013

Irene Martínez Santiago, campeona española de halterofilia: "Me corto los callos de las manos dos veces por semana"

De todo su palmarés, que podría ocupar la página entera, créanme, el reto que más ilusión le ha hecho conseguir a Irene Martínez Santiago (A Coruña, 1993) es el bronce en el campeonato del mundo júnior de este año, celebrado en Perú. Esta coruñesa de San Pedro de Visma se arrancó allí con 93 kilos de peso y batió el récord de España, que tenía en su poder la andaluza Josefa Pérez desde 1999.

Irene Martínez Santiago. Fotografía de César Quián
  
-¿Cómo le quedan a una las manos después de levantar 93 kilos de peso en una arrancada?

-Es complicado, porque nos salen muchos callos. Nos echamos polvo de magnesio, porque los guantes están prohibidos.


-¿No utiliza una crema especial?

-Yo no me echo ninguna, porque entonces la piel se ablandaría y se levantaría. Lo que hago es cortarme los callos dos veces por semana. Hablar de esto queda un poco mal, ¿no?


-Mientras no duela...

-¡Qué va! No duele nada, porque es piel muerta. Utilizo un cortacallos y me los quito para que la mano quede lisa.


-¿Cuántos kilos es capaz de levantar?

-Soy capaz de levantar en arrancada 93 kilos y en dos tiempos 105 kilos.


-¿Qué le altera la vida a una haltera?

-La vida no sé, pero durante un entrenamiento, me altera mucho fallar en los levantamientos. De todas formas, tengo que aclararle algo.


-Arranque, arranque.

-Que halteras son las pesas, aunque esa confusión es muy común, mucha gente nos llama así. Los que hacemos halterofilia somos halterófilos.
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martes, 5 de noviembre de 2013

Concepción Otero, Secretaria de Gobierno del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia: "Cuando empecé a trabajar, todos los jefes eran hombres"

Fotografía de Marcos Míguez
A Concepción Otero Piñeiro (Lugo, 1955) le ha tocado ser la primera mujer en casi todos los puestos que ha ocupado a lo largo de su trayectoria laboral. Por eso siempre dice que ella tuvo que «entrar en el mundo del hombre». ¿Y cómo era ese mundo? «Trajes negros. Corbatas negras. Camisas blancas. Y todos los puestos de jefatura ocupados por hombres». 

—Aún sigue siendo así en numerosos ámbitos. 
—En este tema hemos evolucionado mucho y para bien. En España hay 21 secretarios de gobierno: somos diez mujeres y once hombres. Yo he sido la primera mujer en muchas cosas, pero creo que me ha tocado por edad. La primera jueza es de 1978, cuando terminé la carrera. 

—¿En qué ha sido la primera?
—Fui la primera secretaria de la Audiencia Provincial de Lugo en 1981 y la primera que llevó un proceso electoral. Hasta ese momento, las elecciones siempre las llevaban los hombres. En 1983, llegué a A Coruña y también me tocó abrir esos dos caminos en la Audiencia. 

—Usted es una de las trabajadoras más veteranas del Palacio de Justicia, donde empezó haciendo prácticas en 1979. ¿Qué significa para usted el edificio de la plaza de Galicia?  
—Representa toda mi vida laboral, siempre dedicada a la Justicia, ayudando, trabajando,   viendo crisis y, también, tiempos mejores. Aquel mes de prácticas en A Coruña fue un momento muy especial para mí. Sentí que me comía el mundo. 

—Una de sus funciones es inspeccionar los juzgados. Dígame, ¿cómo de saturados están?  
—Están saturados. La Justicia es la hermana pobre, el patito feo. 

—Y su imagen ha empeorado últimamente. Solo hay que ver la encuesta del CIS.
—Eso me da mucha rabia. Aquí intentamos dar una justicia eficaz, transparente... Todo lo que el ciudadano nos está pidiendo, pero no tenemos los medios. Y eso que la situación ha mejorado. Cuando empecé, había máquinas Olivetti. Para poner una sentencia, los funcionarios tenían que colocar seis folios detrás del papel de calco. 

—Aquel de carboncillo que te manchaba los dedos a la mínima. 
—Ese, sí. [Risas] El auxiliar empezaba una sentencia y, si se equivocaba en la última línea, tenía que volver a empezar. 

—Y ahora tiene dos pantallas de ordenador en su mesa. 
—Claro, es que algo hemos evolucionado, pero como lo hacemos tan lentamente, no somos capaces de sacar todo lo que entra, al ritmo que entra. Confío en que esto sea pronto la Justicia del siglo XXI que todos queremos. Esa Justicia ágil, rápida, eficiente, transparente, cercana al ciudadano... 

—Pues con la implantación de las tasas, al ciudadano se le está alejando la Justicia más que acercándosela
—Se está comprobando que eso es así. Están entrando menos procedimientos, menos demandas, es verdad. Excepto en social y en penal, claro, pero en el resto, se ha notado.
  
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lunes, 28 de octubre de 2013

Pilar García de la Torre, directora de la Universidad Sénior de la UDC: «Las empresas prefieren a las personas por la edad y no por la experiencia»

 «Creemos que cuando un mayor estudia, disminuyen sus visitas al médico»

Foto de César Quián
Viernes, ocho de la tarde. El bulevar de la plaza de Lugo abarrotado y, de pronto, decenas de personas abren al unísono sus paraguas, todos de color amarillo, y se ponen a bailar. El flashmob que sorprendió este fin de semana a los transeúntes coruñeses tenía entre sus protagonistas a un grupo de alumnos de la Universidad Sénior de A Coruña. Gente en movimiento. Hablamos con su directora, Pilar García de la Torre (León, 1965). 

—¿Cuanta más edad, más te ningunea la sociedad actual? 
—Sí. El ejemplo más claro es el de las prejubilaciones. Las empresas prefieren a las personas por la edad y no por la experiencia. Siempre priman los criterios económicos. 

—A nuestros mayores no nos paramos ni a escucharles. 
—Ni les respetamos como deberíamos. A las personas mayores no se les da la dignidad que requieren los años. En las sociedades más antiguas, la edad era un grado. Eso se ha perdido. 

—¿Cuánto de sénior hay que ser para estudiar aquí? 
—Puedes matricularte a partir de los 50. Hubo unos años con muchas prejubilaciones a los 52 y se decidió bajar la edad de entrada, pero casi todos los alumnos están entre los 64 y los 70 años. El mayor tiene 85. 

—Así que todo quisqui alarmado con el envejecimiento de la población y, en cambio, ustedes felices porque así tienen más alumnos. ¿Me equivoco?
—[Risas] Este año tuvimos muchas más solicitudes (180) que plazas (120). Y ni siquiera hubo que promocionarlo. 

—Habrá menos dinero para campañas de publicidad. 
—Nosotros nos autofinanciamos con las tasas de los alumnos, que son 108 euros al año. Y estudiantes no nos faltan, excepto en Ferrol, pero ahí nos echa una mano el Concello. Los profesores cobran un sueldo simbólico y la Universidade da Coruña se encarga de los gastos corrientes. 

—¿Me está diciendo que aquí no han llegado los recortes? 
—En lo que se refiere al presupuesto, un poco. Y luego, como a todos, además de bajarnos el sueldo, nos han ampliado las horas de clase. Así que tenemos que trabajar más y cobrar menos. 

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lunes, 21 de octubre de 2013

Charo Pita, gerontóloga: "El maltrato comienza cuando al mayor se le trata como a un niño"

Fotografía de Paco Rodríguez

Dice la gerontóloga Charo Pita Díaz (Neda, 1963) que el maltrato a las personas mayores «está enfundado en el anonimato político y social». Es por eso que el pasado lunes acudió voluntariamente a la Asociación de Vecinos Oza-Gaiteira-Os Castros de A Coruña para explicarlo. Fue una charla tabú. A unos, les cuesta oír hablar del tema, y otros no pueden ni siquiera llegar a denunciarlo. 

¿Usted predica en el desierto?
Llevo años estudiando el tema. En esta asociación hay un enorme interés, porque estamos en una zona con una población muy envejecida. Pero pasan los años y cada vez ve más casos. Veo casos en las residencias que responden a un problema de recursos económicos. Hay menos personal y, por ende, no pueden dar cobertura con misma calma a todo. 

Que no dan abasto, vamos. 
Lo intentan hacer bien pero, a mejor, van corriendo o tienen menos cuidado a la hora de suministrar los alimentos porque no disponen de tiempo. 

¿Cuál es el porqué de tanta invisibilidad? 
—En la mayor parte de los casos los mayores aguantan con una grandísima estoicidad por miedo a posibles represalias. Tenga en cuenta que ellos conviven con los abusadores. Por eso es tan difícil detectarlo. 

—¿Pero saben a qué porcentaje de la población mayor afecta? 
—El año pasado se registraron 50 casos de supuestos malos tratos a personas mayores en Galicia, según los datos de la Consellería de Traballo. [El teléfono social de la Xunta es el 900 333 666]. 

—Así que creen que la incidencia es más alta, en realidad. 
—Sí. La prevalencia es alta en «sospecha de maltrato» pero no en «maltrato», porque en España no existen test de control para detectar estos casos. Muchas situaciones son difíciles de ratificar para luego intervenir. 

—¿Cómo podemos saber si alguien cercano a nosotros está padeciendo esta situación?
—Por ejemplo, por hematomas que detecte el médico; o si hay ansiedad; que de repente al mayor le cueste mucho hablar; o que experimente un nerviosismo generalizado. En los cuestionarios se les pregunta por ejemplo: «Si usted se cae, ¿cuánto tiempo  tarda en recibir ayuda para levantarse? ». También existe el maltrato involuntario. 

—Me cuesta creer que se pueda maltratar sin mala intención. 
—Hay veces que los cuidadores están tan agotados que pueden soltar un chillido o dar un pequeño empujón. Delimitar ese maltrato es complicado.

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lunes, 14 de octubre de 2013

Ana Vázquez, presidenta de la Liga Reumatolóxica Galega: «Bromeé con el príncipe sobre mi toples en un calendario»

«Él quería ponerlo en la habitación de las infantas, pero yo le quité la idea» 
Fotografía de César Quián

Pelirroja valiente, esta actriz y terapeuta no quiere ser víctima ni dar pena. Se considera feliz, a pesar de la artritis reumatoide que le diagnosticaron a los 8 años. Ana Vázquez Lojo (Ribeira, 1969) lleva dos años intentando modernizar la Liga ReumatolóxicaGalega. Ayer fue su día. 

—Se acabó lo de asociar el reuma con la gente mayor. 
—Sí. Ya no es lo de la señora apoyada en un bastón. Es más, algunas enfermedades reumatológicas como la artritis, se dan, generalmente, en los jóvenes. Yo comencé con 8 años. Crecí con la enfermedad. 

—¿Cuánto tardó en tener las deformidades en los dedos? 
—Muy poco, mis brotes eran bestiales. Tras el diagnóstico, estuve un año entero ingresada en el hospital. Mi niñez fue como la de la serie Cuarta Planta. 

—En su Facebook dice que ya ha superado la enfermedad. 
—He superado la percepción de que estoy enferma. Si te tengo que hablar de mí, de lo último que te hablo es de la enfermedad. Aprendí a convivir con ella. 

—¿Le incomoda mostrar sus heridas de guerra?
—¡No! Cuando la gente me mira de reojo, yo les doy pretextos para hablarlo. Ayuda a comprenderlo mejor. 

—Ayudaría que algún personaje conocido se significase.  
—El guitarrista de El Sueño de Morfeo tiene una espondilitis anquilosante. Estamos seguros de que hay más, pero no lo dicen. Un empresario contrata antes a una persona que tenga una amputación que a otra con una enfermedad reumatológica. 

—Tampoco es cierto que en Galicia esto tenga más prevalencia por culpa del clima. 
—No hay ningún estudio que lo diga. Hay tantos enfermos de esto en el sur como en el norte. ¡Si hasta la Liga andaluza tiene más socios que nosotros! 

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lunes, 7 de octubre de 2013

Carmen Acebo Sánchez, matrona: «Me ofrecieron un jamón de jabugo por la epidural»

Fotografía de Paco Rodríguez
Aunque la vean ahí, tan juvenil, posando ante la inmensa yuca que preside el jardín de su casa, la matrona Carmen Acebo lleva casi cuarenta años ayudando a las coruñesas a parir. Fue pionera en la introducción de las clases de educación maternal en la sanidad privada y afirma, con una sonrisa, que «eso del parto sin dolor es una trola». Es la misma sonrisa que luce ante la yuca de su jardín y en el paritorio. Importante sonrisa. 

—Los partos sin dolor no existen, vale. ¿Y los partos exprés? 
—El más rápido que yo he tenido duró media hora, desde que la mamá llegó al hospital hasta que nació el bebé. Tuve otro muy gracioso que también fue rapidísimo. 

—Cuente, cuente. 
—Fue una chica que estaba en una boda. Apareció a las cuatro de la madrugada, con unos taconazos tremendos, toda maquillada, un peinado maravilloso y lentejuelas. Nos contó que estaba bailando la lambada y, de repente, rompió aguas. Fue un parto maravilloso y muy rápido. 

—También los habrá tenido interminables.
—La media está en unas ocho o diez horas. Recuerdo uno que duró 24. Era el undécimo hijo de aquella mujer, no podía empujar, le faltaba musculatura... Fue un parto eterno. Estábamos en el  antiguo hospital de beneficencia Labaca, hace unos veinte años. 

—Treinta y nueve años de comadrona dan para muchas historias. 
—Y alguna muy graciosa. Una mamá que estaba en pleno trabajo de parto de su primer hijo, largo como son todos, me dijo: «Por favor, por favor, si me pones ya la epidural, te compro un jamón de jabugo». [Risas] Cuando vino en su segundo embarazo me lo recordó. «Yo soy la del jamón de jabugo». 

—¿Y se lo volvió a ofrecer? 
—No, el segundo casi lo tuvo en la puerta del hospital, ja, ja... 

—¿Cuántos años tenía la madre con más edad que ha atendido? 
—53; fue un tratamiento de fertilidad. Física y psicológicamente, creo que no es correcto que una mujer tenga un hijo a esa edad. 

—¿Está nuestro cuerpo diseñado para parir a los cincuenta? 
—No. Por eso se ha disparado el índice de cesáreas. Lo ideal está entre los 23 y los 27 años. Yo doy los cursos de preparación al parto en BBCentro (Médico Rodríguez, 11) y en el último grupo, de quince embarazadas, ninguna bajaba de los 36 años. 

—¿Por qué no tenemos más hijos? ¿Por comodidad, por economía...? 
—Llevo 39 años trabajando en la sanidad pública y en la privada (Hospital Quirón). He vivido la época de bonanza económica en España y tampoco se tenían más hijos. Cuanto mayor es el nivel social, menos hijos. Te dicen: «Yo tendría más hijos, pero ¿para que me los críe otro?». 

—Desmónteme este mito, por favor. ¿Se puede adivinar el sexo del bebé solo con ver la barriga de una embarazada? 
—Cuando todavía no existían las ecografías se decía: barriga picuda, varón. A veces atinabas, pero era pura intuición. 

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Rosa Barreiro: "Ser del Ventorrillo te hace más fuerte"

Fotografía de César Quián para La Voz de Galicia
Rosa Barreiro Ares (Sao Paulo, Brasil, 1959) no quiere homenajes a no ser que sean para su madre o para su hermano Eduardo, fallecido hace casi un año de un infarto. A ellos, dice, les debe todo lo que es, que no es poco. Empezamos por la presidencia de la asociación de vecinos del Ventorrillo

—¿Usted es de aquí o es «venidera»?
—Al barrio llegué hace 20 años, pero aquí solo le damos valor añadido al que es de Cances, A Moura, A Silva o Penamoa. Son historia viva de la ciudad. 

—De A Silva era Pucho Boedo. ¿Qué recuerdos tienen de él? 
—Los vecinos le llaman Puchiño y hablan de él con mucho cariño. Después del parón de Penamoa, queremos recuperar los memoriales que le hacíamos. 

—Desaparecido el poblado, el Ventorrillo vuelve a ver la luz. 
—Sí, vuelve a ver la luz, pero con el mismo espíritu solidario. Aquí siempre hubo mucha sensibilidad hacia los drogadictos. 

—¿Qué gobierno local ha visto más implicado con este tema? 
—Se erradicó el chabolismo con el anterior, pero a este gobierno lo veo muy implicado. 

—¿Qué hay ahora en Penamoa? 
—Es un parque verde, totalmente abierto, como el de San Pedro. Es una maravilla. 

—¿Ya no es el barrio un «supermercado de la droga»? 
—No. Y que conste que ese nombre se lo pusimos nosotros, para que se supiera lo que había. 

(Sigue)

lunes, 23 de septiembre de 2013

Esther Fernández, la científica gallega que estuvo más años en activo: "Cuando llegué a Magisterio teníamos que abrir los paraguas dentro de las aulas"

Esther Fernández, científica gallega más años en activo
Y aquí, la maravillosa foto que le hizo César Quián a Esther
«Te compro una bici si no vas a Santiago», le dijo su padre para que no fuese a la Universidad. Pero Esther Fernández (Pontevedra, 1932) tenía muy claro a donde quería llegar y, aunque su sueño era tener una bicicleta, se subió al bus a Compostela. A los 22 años ya estaba licenciada en Química y dedicó toda su vida profesional a la enseñanza y a la investigación. Ahora, con 81 años, disfruta de su jubilación y todavía conduce. Bicicletas, no. Coches. 

—¿Por qué su padre no quería que fuese a Santiago? 
—Quería que estudiase Magisterio en Pontevedra, que era donde vivíamos. Decía que yo tenía la cabeza llena de pájaros. 

—Termina la carrera de Química en Santiago y vuelve a retar a su padre cuando se va a Madrid. 
—A estudiar las oposiciones a cátedra. Él tampoco quería que fuera, así que cogí la maleta y me marché. Estaba tan enfadado que no me llevó ni a la estación. 

—¿Se costeó usted los estudios? 
—Entre el esfuerzo de mis padres y las clases particulares que yo daba, los fui sacando. 

—¿Cuándo comienza su carrera de investigadora? 
—Me puse con la tesis y conseguí una beca en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Mi primer trabajo fue sobre unas ovejas de Maella (Zaragoza) que perdían la lana. 

—¿Logró descubrir por qué? 
—Por la cantidad de hierro que tenía el pasto. Cada vez que me veían los calvos que había en el CSIC me decían: «¿Qué, sabes algo?». Pensaban que les iba a solucionar su alopecia. (Risas) 

(Sigue)

martes, 17 de septiembre de 2013

Inés Cuadrado: "Ana Botella lo hizo fatal en Madrid 2020. Fue un horror"

Entrevista con la experta en expresión oral Inés Cuadrado: "Ana Botella lo hizo falta en Madrid 2020. Fue un horror"
Paco Rodríguez situó a I. Cuadrado en el centro de un círculo
María Inés Cuadrado (Buenos Aires, 1963) cuenta cuentos y no se cree los de los políticos. Desde su Estudio de Expresión Oral, en A Coruña, imparte seminarios sobre presentaciones públicas y ensayo de conferencias. 

—¿Cómo comunican nuestros políticos? 
—Mal. No se trabaja sobre la autenticidad del mensaje o sobre el contenido. Hay demasiada mentira y eso es lo que comunican. En mi país también lo veo. 

—¿La Kirchner miente? 
—Todos. Son grandes actores queriendo convencer para ganar ventaja. Comunican sobre la base de un interés mezquino. Ana Botella lo hizo fatal. 

—¡Glups! Estaba a punto de sacarle el tema. 
—Fue un horror. No por lo que dijo, sino por cómo pronunció el discurso de Madrid 2020. Se le notaba mucho su deseo de que la creyeran. 

—Y no nos la creímos. Todo lo contrario de lo que pasó con Gasol, que emocionó ante el COI
—Exactamente, porque ahí había corazón. Es el ejemplo de una persona que, cuando habla, entrega algo de sí misma. 

—Con el reciente accidente de tren de Santiago, algunos políticos pronunciaron reiteradamente mal la palabra víctima. Decían “víz-ti-mas”. 
 —Si tienes un fallo de dicción, debes trabajar para mejorarlo. Y darle importancia a la comunicación no verbal. 

—En la campaña electoral alemana, están utilizando el clásico gesto de las manos de Angela Merkel hasta como eslogan: “Alemania en buenas manos”. 
 —Nuestra palabra dice un mensaje, pero lo que prima es el lenguaje gestual y corporal. El trabajo con la mirada es básico. 

lunes, 9 de septiembre de 2013

Natalia Cid, sumiller: "Si se bebiese más vino, habría menos botellón"

Entrevista en La Voz de Galicia con Natalia Cid, sumiller: "Si se bebiese más vino, habría menos botellón"
Natalia Cid Mayo. Foto de César Quián en La Voz

Entre los sumilleres gallegos hay una mujer que se ha ganado un puesto de prestigio a pulso. Se llama Natalia Cid Mayo (Ourense, 1978) y lleva tres años al frente de la vinoteca Montecarlo, ubicada en la calle peatonal de A Gaiteira, en A Coruña.  

—¿Cuánto costaba el vino más caro que ha probado?
—No lo olvido jamás: 800 y pico euros. Era un priorato, la Ermita, de la familia Palacios, una añada especial. La abrí en mi casa con unos amigos y un cordero que me trajo mi madre de Ourense.

—A los precios que va, ¿la botella de albariño es cara o barata?
—En España todavía es muy barato consumir buen vino. En algunos países europeos, en cambio, el precio es prohibitivo.  

—¿Llegará algún día el Ribeiro a situarse por encima?
—Ya está por encima del Rías Baixas. Hay algunas bodegas que, de lo bien que lo hacen, han encumbrado al Ribeiro.  

—¿El mercado va a ir hacia el tinto o hacia el blanco?
—Lo marca la estacionalidad. Nunca se vende tanto blanco como en julio y agosto. Pero cada vez están entrando más los rosados, los cavas, etc...

—¿A qué se debe que cuando uno piensa en tinto, la primera palabra que le sale es Rioja?


martes, 3 de septiembre de 2013

Mabel Fernández, enfermera jefa de Nefrología en el Hospital Insel de Berna: «En Suiza el farmacéutico te da las pastillas contadas»

Entrevista con Mabel Fernández, enfermera jefa de Nefrología en el Hospital Insel de Suiza: "El Suiza el farmacéutico te da las pastillas contadas"
Mabel F. Corral. Foto de César Quián
Mabel Fernández Corral (A Coruña, 1952) desliza el dedo por su iPad mientras explica cuánto ha echado de menos Galicia durante los casi treinta años que lleva trabajando como enfermera en Suiza. Está buscando una foto de su casa, que «parece la de Heidi. Todos los días veo zorros, ciervos y liebres». De pronto, aparecen las fotos de sus perros: Toxo y Grelo. Modo morriña on

—Desmontemos los tópicos: Neutralidad suiza frente a una gallega que supuestamente ni sube ni baja. ¿Quién da más?
—Lo suyo es un orden, una autodisciplina... Lo más fácil de todo es ser jefa en Suiza. Son respetuosos, educados y les gusta la puntualidad. 

—Tan puntuales como los relojes que fabrican, pero ¿no acaba siendo aburrido tanto orden? 
—Al principio, me parecían casi extraterrestres. Aún sabiendo el idioma, no les entendía ni los chistes. Y hoy me parto de risa. 

—¿Es usted ahora la extraterrestre? 
—Yo ya no soy ni de aquí ni de allá, es lo de siempre. Al principio yo buscaba España en Suiza. Lo comparaba todo. Ahora ya no. 

miércoles, 28 de agosto de 2013

Mariluz González, primera examinadora de Tráfico de A Coruña: «Intentaron darme dinero para conseguir el carné de conducir»

Mariluz González, la primera mujer examinadora de Tráfico de la ciudad de A Coruña: "Intentaron darme dinero para conseguir el carné de conducir"
Corría el año 1978 cuando María Luz González Gómez
(Villamarín, Ourense, 1945) se convirtió en
examinadora de tráfico en A Coruña. 
Foto de César Quián
Aviso previo. Esta entrevista no quiere ser una venganza de la periodista por las cinco veces que suspendió en su día el examen práctico de conducir. 

—Sea sincera: ¿Disfrutaba suspendiendo? 
—¡Qué vaaa...! Pero si yo era de las que más aprobaba. El 50 % lo sacaban a la primera. 

—¿Es consciente de que, para algunos aspirantes, el examinador es una figura malévola que se recrea con sus fallos? 
—Para nada. Eso no le pasa a ninguno de los examinadores de Tráfico con los que trabajé. Ni a mí, ni a ellos. ¡Pero si lo más fácil es aprobar! 

—¿A usted nunca se le rebotó nadie tras darle un suspenso? 
—Recuerdo a un chico de Ferrol que se me puso a gritar. Luego me enteré de que era esquizofrénico. Y algún portazo más tuve. Yo les decía: ‘Si no está de acuerdo, haga un escrito’. 

—Pues hace tres años, a una compañera suya en A Coruña, la agredieron en serio. 
—Sí, fue uno que la cogió por los pelos y la tiró al suelo. A mí nunca me pasó nada así. 

—¿Y tampoco le ofrecían jamones para conseguir aprobados? 
—¡Menudo descaro sería! No, no. Una señora me quiso dejar dinero metido dentro de un pañuelo, en el asiento de atrás. En el teórico también me llegaron a ofrecer algo alguna vez. 

Margarita Spiegelberg, abogada: «No me gusta nada llevar las separaciones de mis amigos»

Es más coruñesa que un mural de Lugrís en un bar. Y tan coruñesista como su marido, Carlos Marcos, líder de Unión Coruñesa. Charla de verano con la abogada Margarita Spiegelberg Matos (A Coruña, 1960). Y no «La Coruña, 1960», a su pesar. 


Coruñesismo, matrimonialista, tasas
Civilista y penalista, Spiegelberg está especializada en Derecho de Familia. Foto de César Quián


—Margarita, ¿en qué piensa cuando deshoja su nombre? 
—En estar algún día a la altura de mi padre, que fue mi maestro. Él también era abogado y yo siempre quise seguir sus pasos. 

—¿Sabe cuántos Spiegelberg hay en la guía de teléfonos? 
—Creo que somos unos veinte y todos de la misma familia. El apellido es alemán, viene de mi bisabuelo. Aquí llegamos por mi abuelo, el magistrado, cuando estuvo destinado en la Audiencia Provincial. 

—Pues el actual presidente de la Audiencia de A Coruña también es un Spiegelberg. 
—Sí, claro, Jose Luis Seoane Spiegelberg. Es mi primo. 

—Examen de coruñesismo. ¿Cuántas veces se casó la heroína María Pita? 
—Creo que fueron cuatro, ¿no? 

—Así es. ¿A quién votaría en unas elecciones locales si no se presentase su marido?
—A alguien de su partido. 


miércoles, 7 de agosto de 2013

María Lemos, directora de Acompañarte: "Es patológico estar solo más de nueve horas al día"

Lemos con trabajos de los usuarios. Foto de Paco Rodríguez

Hay soledades que llegan tras una separación o un traslado. Y otras que se sienten aunque uno esté rodeado de gente. «Se entiende por soledad patológica cuando una persona está sola más de nueve horas al día», explica María Lemos (Vigo, 1969), responsable del departamento de acción social del Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa, con sede en A Coruña. El programa Acompañarte, pionero en España, ha ayudado a salir del aislamiento social a 175 usuarios desde el 2010. 


—¿Cómo se combate la soledad a través del arte? 
—Un museo es un espacio amable, ajeno a lo que pueda ser una terapia. En España, la enfermedad mental todavía remite a Jack Nicholson destrozando la puerta con un hacha. Pocos saben que, en la sanidad pública, las citas de psiquiatría son las únicas que se espacian diez minutos para que un paciente no se cruce con otro. 

—Hay países en los que tener un psicoanalista de mano suena bien, pero aquí es un estigma. 
—Sí, al MAC llegan pensando que se van a encontrar a un médico con una camilla. Y, en cambio, utilizamos el arte como una herramienta para hacer amigos. 

—¿El arte es solo la excusa? 
—El arte es el eje sobre el que pivotan todas las actividades. Es la excusa que ponemos para que todos los miembros del grupo tengan que reflexionar, explicarse, hablar... Hacemos, por ejemplo, juegos de pistas con obras de arte, que tienen que localizar por equipos en el museo.

—Se lo pasan pipa. 

lunes, 29 de julio de 2013

Marta Brañas, campeona de España de boxeo olímpico: "Aún no me han roto la nariz"

La "potrilla de Arteixo" sueña con llegar a las Olimpiadas de Río de Janeiro 2016


Entrevista con Marta Brañas, boxeadora: "Aún no me han roto la nariz"
Fotografía de Paco Rodríguez

Marta Brañas Rumbo (Arteixo, 1985) pende de un kilo para mantenerse en la categoría de peso mosca con la que el mes pasado se proclamó campeona de España de boxeo olímpico. La cuestión no es baladí. Sueña con ser olímpica en Río de Janeiro 2016 y solo podrá hacerlo si compite con 51, 60 o 75 kilogramos de peso. “Yo estaba en 54; me bajé a 51 porque hay muchos torneos que solo te piden pesos olímpicos y ahora me cuesta dar 51. Parece una tontería pero ese kilo... En cambio, 52, lo llevo bien”. 

_Antes de nada, ¿potrilla por qué? 
_Me pusieron ese apodo porque yo antes trabajaba con caballos en Casas Novas y tuve una potrilla con la que incluso llegué a concursar. No me molesta que me llamen así. Me gusta. 

_¿Hablar de pesos “pluma” o pesos “mosca” entre tipos tan forzudos no es algo contradictorio? 
_Es que esas son las categorías más ligeras. También hay peso pesado, superpesado, superwelter... 

_Convénzame de que el boxeo no es un deporte violento. 
_Existe la idea de que es un deporte muy agresivo y, en cambio, hay mucha deportividad. Vale, sí, se trata de dar golpes pero, al acabar cada combate, siempre te abrazas al contrario. El boxeo no tiene la mala leche de otros deportes. 

_¿Qué hay más que puñetazos? 
_Cada paso que doy tiene una técnica, hay unas normas. La gente se piensa que el boxeo es pegar y pegar y pegar, pero es mucho más que eso.

_¿Y qué me dice del riesgo de que un combate acabe en K.O.? 

miércoles, 24 de julio de 2013

Magdalena Verea Hernando, dermatóloga del Hospital de A Coruña (Chuac): “Llevar a un bebé a la playa es maltrato”


Entrevista con Magdalena Verea, dermatóloga del Hospital de A Coruña: "Llevar a un bebé a la playa es maltrato"
Foto de Paco Rodríguez

Las pocas veces que la dermatóloga Magdalena Verea Hernando (Noia, 1953) acude a la playa en verano utiliza, para su piel, un factor de protección 50. Aún así, acaba poniéndose morena. "Para que luego digan que con un fotoprotector alto, no te bronceas", recalca.

_¿Usted se broncea en verano? 
_Yo voy poco a la playa porque tengo muy mala experiencia de pequeña. Entonces, no había protectores solares a la venta en España y, como me quemé varias veces, no me gusta mucho ir a la playa. Ahora cuando voy, utilizo protectores muy altos, de 50. Pero a pesar de protegerme tanto y de ir tan poco, cojo un color. Osea que la gente que dice que con el fotoprotector alto no te bronceas, no tiene razón. Sí se coge color y dura más tiempo. Además, las personas de tez muy blanca deberían utilizar una protección oral a base de antoxidantes. Eso puede ayudarles un poco. 

_¿Le da credibilidad al informe de la OCU que detectó factores de protección menores al que aparecía en la etiqueta? 
_Son cuatro cremas, de los laboratorios de cosmética no tengo idea, pero con uno que figura en el estudio, que es de farmacia y parafarmacia, me puse en contacto con ellos. Me remitieron una información de que el factor 30 a ellos les sale un poco más alto, en 33, Me mandan todo el estudio hecho y yo tengo que decir que su información es fiable. 

_¿Entonces qué ha podido pasar para que esta organización de consumidores arremetiera contra estos productos? 
_Puede ser que los análisis que efectuó la OCU no se hubieran hecho con toda la cantidad de crema adecuada. Normalmente, para realizar estas pruebas, hay que hacerlo en diez personas y utilizar una cantidad de seis cucharaditas del protector solar desde unos treinta minutos antes en la espalda de cada individuo. Después, se irradia la zona y luego hay que esperar 24 horas para ver los resultados. Quizá no hayan puesto la cantidad de crema adecuada, no lo sé. 

_¿Cree que el informe de la OCU es poco riguroso? 
_Es que a mí me parecía muy raro que un laboratorio de tanto peso como este, que no quiero decir su nombre para no hacerles publicidad, hiciera trampa con un protector. Esta marca tiene productos muy fiables. 

_¿Podríamos hacer extensiva esta fiabilidad a todas las cremas solares que se venden en las farmacias?