domingo, 30 de junio de 2013

Susana Ladra, vicedecana de Informática y premio Ada Byron 2013: “Google tiene los datos que nosotros queremos que tenga"


Ingeniería informática de Galicia premia a Susana Ladra
Fotografía de Paco Rodríguez

En la historia de la informática, la primera persona que empezó a programar fue una mujer. Se llamaba Ada Byron y hoy da nombre al premio que concede cada año el Colexio Profesional de Enxeñaría en Informática de Galicia (CPEIG). La ingeniera y doctora en informática por la Universidade da Coruña, Susana Ladra González (Santiago, 1984) acaba de hacerse con él. Ella es, también, la vicedecana de Organización Académica de la Facultad de Informática de A Coruña.

_¿Es Edward Snowden, el informático de la CIA que destapó el espionaje masivo de los Estados Unidos, un héroe o un villano?
_El problema no está en los informáticos sino en quien decidió utilizar las herramientas informáticas y para qué. Es como la bomba atómica. El problema no es de quien la diseñó sino de quien decidió utilizarla. 

_Hay algún dato que Google no tenga de nosotros? 
_Google tiene los datos que nosotros queremos que tenga. 

_¿Podemos de verdad controlar eso? 
_Sí. Otra cosa es que a ti te de igual compartir determinadas cosas con Google.

_Puede haber datos que no sepamos que estamos mostrando en público en la red. O que no seamos conscientes de ello. 
_Yo no creo que la intención primigenia de Google fuese obtener los datos personales que los gobiernos puedan precisar. Lo que pasa es que, mientras te ofrece todos sus productos de manera gratuita, obtiene una ganancia a partir de los datos que tú le aportas. Sabe qué es lo que quieren sus usuarios y conoce todas las búsquedas que hacen. 


lunes, 24 de junio de 2013

Estíbaliz Veiga, actriz: «De pequeña quería ser Leroy Johnson, de la serie Fama»

talleres de teatro infantiles con Estíbaliz Veiga
Fotografia de Gustavo Rivas

Cuando en España dejó de emitirse la serie Fama, Estíbaliz Veiga (Celeiro de Mariñaos, Lugo, 1979) todavía era una niña, pero se puso tan triste que empezó a llorar. Lloró tanto que decidió recoger una de sus lágrimas en una cucharilla, la envolvió en papel de aluminio y la guardó en un cajón. Una vez se sintió preparada para secar la lágrima y fue a por ella, su abuelo, muy solemne le espetó: «Neniña, el agua se evapora». Fue la primera lección de su vida. 

—¿Era tan fan de la serie? 
—De pequeña me encantaba Fama. Quería ser Leroy Johnson. 

—¡Pero si el personaje de Leroy era chico! 
—Eso me decía mi abuelo. Menos mal que luego me dejaba bailar encima de la mesa de la cocina. 

—¿Es ahí cuando decide ser actriz? 
—A los siete años era muy tímida, pero mi profesor de matemáticas, don Luis, me propuso hacer una obra de teatro. Se trataba de A tía lambida, de Eduardo Blanco Amor. En el escenario me sentí segura y capaz. Y ahora, para mí, el teatro es como un estado de felicidad. 

—¿Qué opina de la invasión de los monologuistas en los teatros? ¿Eso también la hace feliz? 
—Hay sitio para todos. Los actores tenemos que pelear por lo nuestro, pero debemos ser realistas y ver lo que el público demanda. ¿Qué es lo que quiere el público? 

—Ahora mismo, reírse. 
—Reírse o emocionarse o ver un espectáculo de danza que les haga sentirse especiales o enamorarse de nuevo. Si hay teatros vacíos, todos podemos actuar. Hay que fomentar que los chavales vayan al teatro desde niños y potenciarlo como se hace con el deporte. 


lunes, 17 de junio de 2013

"Yo nunca saco el tema del tiempo en el ascensor"

María Jesús Souto Alvedro, meteoróloga de Meteogalicia

“Para la noche de San Juan hay un 80% de probabilidades de tiempo seco” 


María Souto, meteoróloga. Foto de Álvaro Ballesteros

Dice el chiste que en A Coruña solo hay dos estaciones: el invierno y la del tren. Para saber qué fue del resto, charlamos con María Souto (A Coruña, 1971), doctora en Ciencias Físicas por la especialidad de meteorología. Desde el año 2000, explica a los gallegos cada día la previsión del tiempo bajo el paraguas de Meteogalicia

_¿De qué hablan dos meteorólogos en el ascensor? 
_Pues puede que del trabajo. Pero entre nosotros hay mucha solidaridad y colegueo. 

_¿Y si no es un meteorólogo, se sale por la tangente? 
_Yo nunca saco el tema del tiempo en el ascensor. Si me sueltan el clásico comentario de "qué frío hace, dijeron en la tele que mañana mejora”, no entro al trapo. Procuro no dar pie a esa conversación. A no ser que sepan quien soy, claro. Pero como anónima, si no me reconocen, no. 

_¿Cuándo se cogería usted las vacaciones si fuera buscando sol y calor en Galicia? 
_Sobre la segunda quincena de julio y la primera de agosto. Y cuanto más al sur, mejor. Luego hay veranos y veranos, como el del año pasado, que hizo mejor tiempo en la Mariña lucense que en las Rías Baixas. 

_¿Es de verdad verano el verano coruñés?
_El verano coruñés, asumámoslo, no es de sol y calor todos los días. La media de lluvia está en los 50 litros. Sobre cómo será este año no hay ninguna predicción, a pesar de lo que digan los franceses.

_Salieron todos los meteorólogos en masa a desmentirlos. 
_Pero nos sorprendió la enorme repercusión que tuvo. 

_Porque nos dieron carnaza y todos picamos. 
_Yo creo que debe ser una campaña publicitaria. Pero el pronóstico no había por donde cogerlo. Hicieron una predicción para todo el continente europeo, cuando aquí puede haber un mal verano en Vigo y un buen verano en A Coruña. 


sábado, 8 de junio de 2013

"Ahora se oye más que nunca lo de que esta profesión se va a extinguir"

Entrevista con Dolores Villar Pispieiro, la primera procuradora que se colegió en A Coruña en 1983
  • “Estoy muy harta de que siempre se cuestione al procurador” 
  • “Desde que entraron en vigor las tasas judiciales, la gente pleitea menos”

Dolores Villar Pispieiro. Foto de Paco Rodríguez
 Mañana de lunes en un despacho de abogados de A Coruña. Un cliente llama por teléfono. “Oiga, ¿cuándo voy a saber algo de mi asunto?”, pregunta. Al abogado le falta tiempo para colgar el teléfono y marcar el número de su procuradora. “Oye, ¿cómo está este asunto? ¡Este asunto!”. A la mañana siguiente, la procuradora en cuestión se planta en los juzgados y va directa a la mesa del funcionario de la sala que lleva el caso. Trata de contener su impaciencia, pero le suelta: “¿¿¿Y el asunto, el asunto, el asuntoooo...???”. Esta escena, _mil veces repetida en la vida de Dolores Villar Pispieiro, la primera procuradora de A Coruña_, está a punto de no volver a ocurrir. Varias reformas legislativas en marcha pretenden hacerle un “lifting” a la profesión. 

_Según el anteproyecto de la ley de Servicios Profesionales, a partir de ahora los abogados van a poder ejercer las funciones de un procurador. Pero ustedes también podrán competir con ellos por los pleitos. ¿Cómo lo ve? 
_A mí no me gusta ese anteproyecto. La gente puede pensar que así le saldrán los pleitos más baratos porque el mismo abogado te hará también de procurador. Pero eso no es verdad. Yo creo que si esa reforma sale adelante, habrá despachos de abogados que pasen a cobrar más. 

_Por otra parte, la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil amplía sus funciones en materia de notificaciones, ejecuciones y embargos y los convierte en agentes de la autoridad, además de que podrán cobrar por agilizar procesos. 
_Sí, parece que lo que nos quieren quitar por un lado con una ley, nos lo van a compensar por el otro lado, con la otra ley. Nos quieren dar más competencias en las ejecuciones de sentencias. Pero también se oye más que nunca lo de que nos vamos a extinguir. Así que hay mucha incertidumbre. 

_¿No está harta de que su profesión lleve tantos años en cuestión? 
_Sí, muy harta. A mí ya me lo decían cuando estaba estudiando la carrera de Derecho, hace cuarenta años. Y desde entonces, siempre ha sido así: que si no servimos para nada, que si ahora nos dan más funciones, que si ahora nos las quitan... Llega un momento en que te cansas de todo esto. 

_Perdóneme que hurgue en la herida pero, ¿para qué sirve exactamente un procurador? 
_El abogado defiende tus intereses y el procurador te representa. Para que tú no vayas al juzgado, voy yo con el poder que me has dado. Yo voy al juicio, yo presento las demandas, yo recojo las notificaciones, yo voy a los embargos... 


lunes, 3 de junio de 2013

"A mí no me gusta nada el pescado"

Margarita Fernández Gómez, presidenta del Club de Pesca SalmoEs la única mujer al frente de una de estas entidades en Galicia 

Marga Fernández. Foto de Paco Rodríguez
Margarita Fernández, urbanita declarada hasta que descubrió la pesca a los dieciocho años, ha dedicado todos los fines de semana de su vida a este deporte. Preside un club, el Salmo, que se considera una referencia en Galicia por su labor regeneradora del río que gestiona, el Xallas. Y ella es también la progenitora del actual campeón del mundo de pesca con mosca, David Arcay. Margarita Fernández lleva la pesca metida en las entrañas, pero confiesa que no le gusta nada el pescado. 

_Pues ya me dirá qué hace con las truchas que pesca. 
_Las indulto. Yo practico la pesca sin muerte. Si el anzuelo que le pones a la trucha no tiene arponcillo, no la lastimas prácticamente nada. Tiene una curvatura diferente. Para comer pescado, está la pescadería. Aunque a mí no me gusta nada el pescado. 

 _¿Y no le protestan sus amigos porque nunca les caiga una pieza? 
_Hay miembros de mi propia familia no me entienden. Me dicen: “¡Vas a pescar y no traes nada!”. Casi todo el mundo piensa que el afán de la pesca es depredador, pero la pesca sin muerte es lo que más se fomenta hoy en día. Es la única manera de conservar lo que tenemos. En Galicia vamos por detrás. 

 _Los pescadores se quejan de que cada vez hay menos salmones y las truchas son más pequeñas. 
_Según los últimos estudios, la trucha está abocada a desaparecer dentro de noventa años. Para que eso no ocurra, el pescador tiene que implicarse. Además, cuando sueltas la trucha, incluso la puedes volver a pescar otro día. 

 _No sea exagerada. Ahora me dirá que reconoce a las truchas cuando las ve por el río. 
_A mí no me ha ocurrido todavía, pero le puedo asegurar que conozco a varias personas a las que sí les ha pasado esto de reconocer a una trucha.