domingo, 24 de noviembre de 2013

"Hay que dejarse de enseñanzas trilingües y dar bien el inglés"

Carmela Vaamonde, jefa de inglés de la Escola Oficial de Idiomas de A Coruña

Carmela Vaamonde, fotografiada por el gran César Quián


Media hora de conversación sobre el inglés con Carmela Vaamonde Fandiño (Betanzos, 1960) y ni una palabra por mi parte pronunciada en este idioma. Lo tenemos hasta en la sopa pero lo hablamos poco. 
—Pensando en el futuro laboral de su hijo, ¿qué le enseñaría: inglés, alemán o chino? 
—Mi hijo ya sabe inglés así que invertiría en alemán. El chino lo restringiría a gente que esté dispuesta a dedicarle mucho tiempo, por la dificultad que entraña.

—¿Por qué, a día de hoy, los niños salen de la escuela sin aprender inglés? En numerosos países europeos esto no pasa. 
—¡Este es un tema que me enerva! La cuestión no es que empiecen pronto (ahora se da inglés a partir de los tres años), que está muy bien, sino la forma de impartir la asignatura. 

—¿Es el enfoque lo que falla? 
—Los profesores deberían tener un mejor nivel de pronunciación, para que los pequeños no adquieran vicios. Y no haría nada por escrito, los desconcierta mucho. Así es como aprenden los niños de habla inglesa. 

—Que hablan antes de aprender a escribir, como todos. 
—El inglés no se puede estudiar como si fuera geografía. Y tendrían que ser grupos reducidos. 

—Pues la Xunta apuesta por la enseñanza trilingüe.
—Hay que dejarse de enseñanzas bilingües, trilingües o cuatrilingües y dar bien el inglés. Si quieren que los chavales aprendan, lo que hay que hacer es poner más medios. 

—Lástima que los que deciden sobre eso no saben hablar inglés. Al presidente de la Xunta —parodias de The Chieftains aparte—, parece que no se le da muy bien. 
—El otro día vi esto en el Facebook: «Curioso este país en el que te piden inglés para ser barrendero, pero no es obligatorio para ser presidente». Deberían dar ejemplo. Si no lo hacen ellos, que seguro que se pueden pagar un profesor 24 horas... 

—Yo estudié inglés en la EOI y no aprendí a hablar el idioma. ¿Algo que declarar? 
—¿Cuándo fue eso? 

—En los años noventa. 
—Entonces te doy la razón, pero esto ha cambiado mucho. La enseñanza ahora es mucho más práctica. Se trata de comprender lo que lees y oyes y saber expresarte por escrito y oralmente. 

—¿Y así sí? ¿Los alumnos acaban hablando inglés? 
—Unos más y otros menos (risas). Hablar, hablan todos; pero unos mejor y otros peor. 

(Sigue)

martes, 19 de noviembre de 2013

Mercedes Suárez, la primera abogada que ejerció en A Coruña: «El presidente de la Audiencia me insultó cuando juré el cargo»

«Me aprendí la alineación del Athletic de Bilbao para poder hablar con los chicos»

Posee la medalla al mérito colegial y el viernes pasado recibió la de los 50 años 


Fotografía de Paco Rodríguez

Dice que no es la misma desde que perdió a su marido, Manuel Otero Pazos, en mayo del año pasado, pero aún así, continúa en la brecha. El viernes recibió la medalla de los 50 años del Colegio de Abogados de A Coruña y, en el 2012, la del mérito colegial. Es la única mujer que posee ambos galardones en toda la provincia y la primera letrada que ejerció en la ciudad. 

—Así que de jubilarse nada. 
—Nada, nada. Yo siempre dije que me moriría en el despacho trabajando. Además, no sé hacer otra cosa. Llevo cincuenta años detrás de esta mesa. 

—Habrá reducido la cantidad de asuntos que lleva, por lo menos. 
—Los asuntos han bajado en toda España. La crisis es escandalosa y las tasas no favorecieron nada la situación. Llegan los clientes preguntando si pueden pagar a plazos. Me está pasando ahora lo que nunca me había pasado antes. 

—Me imagino que durante este tiempo le habrá pasado de todo. 
—Sí. Justo hace cincuenta años, el presidente de la Audiencia me empezó a insultar cuando, al jurar el cargo, vio que yo era una mujer. Al ser la primera, empezó a decirme: «¡Usted está loca! ¡Dónde se mete!...» 

—Menuda bronca que le echó. 
—Con razón le llamaban Don Martín El terrible. De todas formas, al día siguiente, se dio cuenta de la metedura de pata, porque yo le contesté airada e hizo todo lo posible por suavizar la situación conmigo. 

—Si es que usted tendrá anécdotas por un tubo... 
—Otra muy buena es cuando fui a la cárcel por primera vez. Yo iba a visitar a un cliente. Era la primera mujer abogada que aparecía por allí y el director se escondió detrás de una puerta para verme. Como luego tuvieron que avisarlo para dejarme entrar, me hicieron esperar una hora y media hasta que el hombre salió de su escondite. 

—Afortunadamente, eran otros tiempos. 
—También tuve un juicio de fincas que me salió perfecto y, en cambio, lo perdí. Fue algo que nunca entendí hasta que me enteré de lo que había pasado, en realidad. Años después, el juez confesó que la clienta de la parte contraria había ido a su casa y le dijo: «Eu xa sei que o preito vouno perder, porque a avogada contraria é alta, nova, rubia e guapa». 

—O sea, que el juez tuvo miedo de que su mujer se celase. 
—Eso es. Luego apelé y lo gané. Yo tenía la razón. 

—¿Cuál es el mejor abogado, el que más pleitos gana o el que más pleitos evita? 
—El que más pleitos evita. Yo nunca presenté una demanda sin mandar antes una carta a la parte contraria. Es mi filosofía.

—Por si acaso hay posibilidad de acuerdo. 
—Yo llevo negociando acuerdos desde que empecé a trabajar. 

—Se pleitea de más. 
—Hay asuntos en los que no. 

—¿A quién no defendería nunca? 
—A Franco. 

(Sigue)

lunes, 11 de noviembre de 2013

Irene Martínez Santiago, campeona española de halterofilia: "Me corto los callos de las manos dos veces por semana"

De todo su palmarés, que podría ocupar la página entera, créanme, el reto que más ilusión le ha hecho conseguir a Irene Martínez Santiago (A Coruña, 1993) es el bronce en el campeonato del mundo júnior de este año, celebrado en Perú. Esta coruñesa de San Pedro de Visma se arrancó allí con 93 kilos de peso y batió el récord de España, que tenía en su poder la andaluza Josefa Pérez desde 1999.

Irene Martínez Santiago. Fotografía de César Quián
  
-¿Cómo le quedan a una las manos después de levantar 93 kilos de peso en una arrancada?

-Es complicado, porque nos salen muchos callos. Nos echamos polvo de magnesio, porque los guantes están prohibidos.


-¿No utiliza una crema especial?

-Yo no me echo ninguna, porque entonces la piel se ablandaría y se levantaría. Lo que hago es cortarme los callos dos veces por semana. Hablar de esto queda un poco mal, ¿no?


-Mientras no duela...

-¡Qué va! No duele nada, porque es piel muerta. Utilizo un cortacallos y me los quito para que la mano quede lisa.


-¿Cuántos kilos es capaz de levantar?

-Soy capaz de levantar en arrancada 93 kilos y en dos tiempos 105 kilos.


-¿Qué le altera la vida a una haltera?

-La vida no sé, pero durante un entrenamiento, me altera mucho fallar en los levantamientos. De todas formas, tengo que aclararle algo.


-Arranque, arranque.

-Que halteras son las pesas, aunque esa confusión es muy común, mucha gente nos llama así. Los que hacemos halterofilia somos halterófilos.
(Sigue)


martes, 5 de noviembre de 2013

Concepción Otero, Secretaria de Gobierno del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia: "Cuando empecé a trabajar, todos los jefes eran hombres"

Fotografía de Marcos Míguez
A Concepción Otero Piñeiro (Lugo, 1955) le ha tocado ser la primera mujer en casi todos los puestos que ha ocupado a lo largo de su trayectoria laboral. Por eso siempre dice que ella tuvo que «entrar en el mundo del hombre». ¿Y cómo era ese mundo? «Trajes negros. Corbatas negras. Camisas blancas. Y todos los puestos de jefatura ocupados por hombres». 

—Aún sigue siendo así en numerosos ámbitos. 
—En este tema hemos evolucionado mucho y para bien. En España hay 21 secretarios de gobierno: somos diez mujeres y once hombres. Yo he sido la primera mujer en muchas cosas, pero creo que me ha tocado por edad. La primera jueza es de 1978, cuando terminé la carrera. 

—¿En qué ha sido la primera?
—Fui la primera secretaria de la Audiencia Provincial de Lugo en 1981 y la primera que llevó un proceso electoral. Hasta ese momento, las elecciones siempre las llevaban los hombres. En 1983, llegué a A Coruña y también me tocó abrir esos dos caminos en la Audiencia. 

—Usted es una de las trabajadoras más veteranas del Palacio de Justicia, donde empezó haciendo prácticas en 1979. ¿Qué significa para usted el edificio de la plaza de Galicia?  
—Representa toda mi vida laboral, siempre dedicada a la Justicia, ayudando, trabajando,   viendo crisis y, también, tiempos mejores. Aquel mes de prácticas en A Coruña fue un momento muy especial para mí. Sentí que me comía el mundo. 

—Una de sus funciones es inspeccionar los juzgados. Dígame, ¿cómo de saturados están?  
—Están saturados. La Justicia es la hermana pobre, el patito feo. 

—Y su imagen ha empeorado últimamente. Solo hay que ver la encuesta del CIS.
—Eso me da mucha rabia. Aquí intentamos dar una justicia eficaz, transparente... Todo lo que el ciudadano nos está pidiendo, pero no tenemos los medios. Y eso que la situación ha mejorado. Cuando empecé, había máquinas Olivetti. Para poner una sentencia, los funcionarios tenían que colocar seis folios detrás del papel de calco. 

—Aquel de carboncillo que te manchaba los dedos a la mínima. 
—Ese, sí. [Risas] El auxiliar empezaba una sentencia y, si se equivocaba en la última línea, tenía que volver a empezar. 

—Y ahora tiene dos pantallas de ordenador en su mesa. 
—Claro, es que algo hemos evolucionado, pero como lo hacemos tan lentamente, no somos capaces de sacar todo lo que entra, al ritmo que entra. Confío en que esto sea pronto la Justicia del siglo XXI que todos queremos. Esa Justicia ágil, rápida, eficiente, transparente, cercana al ciudadano... 

—Pues con la implantación de las tasas, al ciudadano se le está alejando la Justicia más que acercándosela
—Se está comprobando que eso es así. Están entrando menos procedimientos, menos demandas, es verdad. Excepto en social y en penal, claro, pero en el resto, se ha notado.
  
(Sigue...)