lunes, 7 de octubre de 2013

Carmen Acebo Sánchez, matrona: «Me ofrecieron un jamón de jabugo por la epidural»

Fotografía de Paco Rodríguez
Aunque la vean ahí, tan juvenil, posando ante la inmensa yuca que preside el jardín de su casa, la matrona Carmen Acebo lleva casi cuarenta años ayudando a las coruñesas a parir. Fue pionera en la introducción de las clases de educación maternal en la sanidad privada y afirma, con una sonrisa, que «eso del parto sin dolor es una trola». Es la misma sonrisa que luce ante la yuca de su jardín y en el paritorio. Importante sonrisa. 

—Los partos sin dolor no existen, vale. ¿Y los partos exprés? 
—El más rápido que yo he tenido duró media hora, desde que la mamá llegó al hospital hasta que nació el bebé. Tuve otro muy gracioso que también fue rapidísimo. 

—Cuente, cuente. 
—Fue una chica que estaba en una boda. Apareció a las cuatro de la madrugada, con unos taconazos tremendos, toda maquillada, un peinado maravilloso y lentejuelas. Nos contó que estaba bailando la lambada y, de repente, rompió aguas. Fue un parto maravilloso y muy rápido. 

—También los habrá tenido interminables.
—La media está en unas ocho o diez horas. Recuerdo uno que duró 24. Era el undécimo hijo de aquella mujer, no podía empujar, le faltaba musculatura... Fue un parto eterno. Estábamos en el  antiguo hospital de beneficencia Labaca, hace unos veinte años. 

—Treinta y nueve años de comadrona dan para muchas historias. 
—Y alguna muy graciosa. Una mamá que estaba en pleno trabajo de parto de su primer hijo, largo como son todos, me dijo: «Por favor, por favor, si me pones ya la epidural, te compro un jamón de jabugo». [Risas] Cuando vino en su segundo embarazo me lo recordó. «Yo soy la del jamón de jabugo». 

—¿Y se lo volvió a ofrecer? 
—No, el segundo casi lo tuvo en la puerta del hospital, ja, ja... 

—¿Cuántos años tenía la madre con más edad que ha atendido? 
—53; fue un tratamiento de fertilidad. Física y psicológicamente, creo que no es correcto que una mujer tenga un hijo a esa edad. 

—¿Está nuestro cuerpo diseñado para parir a los cincuenta? 
—No. Por eso se ha disparado el índice de cesáreas. Lo ideal está entre los 23 y los 27 años. Yo doy los cursos de preparación al parto en BBCentro (Médico Rodríguez, 11) y en el último grupo, de quince embarazadas, ninguna bajaba de los 36 años. 

—¿Por qué no tenemos más hijos? ¿Por comodidad, por economía...? 
—Llevo 39 años trabajando en la sanidad pública y en la privada (Hospital Quirón). He vivido la época de bonanza económica en España y tampoco se tenían más hijos. Cuanto mayor es el nivel social, menos hijos. Te dicen: «Yo tendría más hijos, pero ¿para que me los críe otro?». 

—Desmónteme este mito, por favor. ¿Se puede adivinar el sexo del bebé solo con ver la barriga de una embarazada? 
—Cuando todavía no existían las ecografías se decía: barriga picuda, varón. A veces atinabas, pero era pura intuición. 

(Sigue)

—¿La mujer con más pecho tiene más leche? 
—No es la mejor lactante. Y las que tienen menos pecho pueden ser muy buenas lactantes. 

—¿Es cierto que a las mujeres les cambia la cara antes de parir? 
—Sí. Es cierto que, a veces, a algunas mujeres se les pone la nariz más ancha y los labios más gruesos. Eso es porque empiezan a retener líquidos. 

—La última de mitos «desmitificables ». Esa de que cuando un antojo se queda sin cumplir, al bebé le sale una mancha. 
—Esa es mentira total. [Risas]. 

—¿Hay madres con madritis? 
—Las madres de ahora lo quieren todo para ya; tienen «yaísmo ». Se lo escuché a una psicóloga y es eso. Quieren parir ya, tener leche ya... Y todo tiene su tiempo. Yo pienso que, también, tienen menos soportabilidad al dolor.

—¿Por qué se le da tanta importancia al parto y tan poca al posparto, cuando este último es mucho peor? 
—Pues es un error, claro que sí. Lo ven como algo más lejano y sin embargo es más complicado. En las clases de preparación al parto insistimos mucho en eso. 

—¿Los partos en casa o en el agua pueden ser partos seguros? 
—El parto seguro es el que se hace en el hospital. Como profesional estoy en contra, pero entiendo que es un perfil de madres muy especial el que decide hacer esto. Hay que respetarlo. Quien quiere parir en su casa lo hace conociendo perfectamente los riesgos que conlleva. 

—¿Qué es lo mejor de su trabajo? 
—Las madres y sus hijos, que son lo más maravilloso del mundo. Y los padres, que cada vez tienen más protagonismo: pasan todos al parto, se integran en las consultas, en los cuidados preparto y posparto... Es un cambio realmente positivo.

—¿Le tocó atender a la hija de Amancio Ortega en el Quirón?
—No la atendí en el parto, pero coincidí varios días con ella y es una chica muy tranquila. También me tocó la mujer de Luis Roldán y parejas de futbolistas como Aranzubía y Riki.