Isabel Novo Cortí, investigadora en pobreza y exclusión social
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| Isabel Novo Cortí. Foto de Gustavo Rivas |
-¿Hacia dónde vamos? ¿La brecha entre pobres y ricos se irá haciendo cada vez más grande?
-Si hablamos de pobreza relativa, cada vez hay más pobres, incluso en los países ricos, debido, principalmente, a las desigualdades. Los políticos tienen la responsabilidad de evitar que esas desigualdades se vayan haciendo cada vez mayores. Tenemos que luchar para que los hijos de los pobres no sean también los padres de los pobres.
-¿Por dónde deberían ir los gobiernos para evitarlo?
-Tenemos que ser conscientes de que darle de comer a un niño, darle educación y sanidad nos va a permitir a nosotros tener una buena residencia cuando nos jubilemos. Si ese niño tiene una buena cualificación, va a trabajar y va a tirar del país.
-La crisis se está cebando con los colectivos más vulnerables. ¿Por qué los gobiernos no blindan las partidas que afectan a los que menos tienen?
-Es verdad que las crisis siempre las padecen más los estamentos más débiles, pero no tiene por qué ser así. El blindaje es posible, pero la política es la ciencia de la toma de decisiones. Si haces A no haces B.
-Pues si esto se puede evitar, ¿por qué se va el dinero a los mercados financieros y no a las familias con menos recursos?
-Porque si no atiendes a esos mercados, la situación podría llegar a ser peor para todos. Pero en el fondo, si no se blindan esas partidas, es porque se considera que ese objetivo no es prioritario frente a otros.
-Hay muchos servicios que antes, cuando los podíamos pagar, eran gratis, y ahora, que no tenemos un duro, tenemos que pagarlos. ¿Cómo se entiende esto?
-Es la pescadilla que se muerde la cola. Cuando más necesitas la protección social es cuando menos la tienes.
-Detrás de esos servicios que ahora tenemos que pagar, subyace el temor generalizado a la privatización. Sin embargo, hay expertos que defienden que la gestión privada de los servicios públicos puede hacerlos más eficaces. ¿Usted qué opina?
-Mi opinión personal es que hay ciertos sectores, como son la sanidad y la educación, que deben estar siempre en manos públicas. Si el sector privatizado es rentable, también puede ser rentable dentro del sector público. Y si no es rentable en el sector público, es que hay un problema de mala gestión.
-La sanidad, la educación y los servicios sociales son los pilares sobre los que se asienta nuestro Estado del Bienestar. ¿Podemos permitirnos este Estado del Bienestar?
-No se trata de que podamos o no permitírnoslo, es que tenemos que buscarlo por encima de todo. El no intentarlo, supondría dejar por el camino a muchas personas.
-¿Cree que, como dijo Xosé Manuel Beiras durante la campaña electoral, "los recortes matan gente"?
-De forma indirecta, sí. Naturalmente, no está en la mente de quienes elaboran las políticas sociales provocar muertes. Sin embargo, esos efectos están presentes, de una u otra forma.
-¿La austeridad es compatible con el crecimiento?
-No. La teoría económica dice que necesitas tener una demanda activa para que exista crecimiento. Si no hay demanda, no necesitas producir. Y si no necesitas producir, generas desempleo, menos demanda y entras en ese círculo vicioso. Eso se lo explico el primer día de clase a mis alumnos.
-¿Qué efectos puede tener la supresión de la paga extra de Navidad a los funcionarios?
-Ya lo veremos, pero puede afectar al comercio porque estás frenando la demanda. Si a la máquina no le pones combustible, no anda.
-Según la última encuesta del CIS, ocho de cada diez españoles considera que la fiscalidad no se aplica con justicia y que no pagan más lo que más tienen. ¿Es esta la raíz del problema?
-El problema es que no tenemos “sentimiento de lo público”. En los países nórdicos, una persona que defrauda es una persona reprobable socialmente. Aquí no, aquí todo el mundo le pregunta “cómo ha hecho". Los malos usos de algunos servicios entran dentro del pensamiento colectivo de que eso es gratis y no es gratis, lo estamos pagando todos. Es un problema educacional.
(Entrevista escrita por Loreto Silvoso y publicada en La Voz de Galicia el 16 de diciembre del 2012)
