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miércoles, 12 de marzo de 2014

Maica Bouza, Comisiones Obreras: "Los hombres no piensan en si hay que ir al médico con el niño"

Esta fue la fotografía realizada por Paco Rodríguez para La Voz

En casa de la herrera, cuchillo de palo. Maica Bouza Seoane (A Coruña, 1966), economista de Comisiones Obreras, no es ajena a los problemas de conciliación familiar y laboral que siguen padeciendo con mayor intensidad las mujeres a día de hoy. Tampoco en su sindicato hay igual número de jefas que de jefes. «Somos un reflejo de la realidad pero, al menos, en los órganos de dirección del sindicato sí se cumple la proporcionalidad », aduce Maica Bouza. 

—¿Por qué no celebramos también un «Día del hombre trabajador»?
—Porque a los hombres no les hace falta. Ellos están en superigualdad. 

—¿El llamado «techo de cristal» nos lo ponemos nosotras o nos lo pone la sociedad? 
—Clarísimamente, nos lo pone la sociedad. ¿O usted cree que si a una mujer le ofrecen ser jefa, va a decir que no? Nos falta que nos dejen dar el paso. 

—¿Será que en la oficina nos vendemos peor que ellos? 
—Creo que nosotras no somos competitivas por naturaleza. Y tenemos la doble o triple jornada laboral que los hombres no tienen. 

—Pero a estas alturas de la película, ya hay muchos hombres que se implican al cien por ciento. 
—Sí, pero es una minoría. La mayor parte de los hombres no está pensando en si mañana hay que llevar al niño al médico o no. En la actualidad, el grueso de las labores domésticas sigue recayendo en las mujeres. 

—Así, normal que nuestra presencia siga escaseando en los puestos de decisión. 
—Por eso creo que las cuotas son necesarias, hasta que se corrija ese desequilibrio existente. Debe haberlas hasta que se alcance el nivel de igualdad. 

—¿Se nos juzga diferente por ser mujeres? 
—Sí, y es muy injusto. Además, no se nos valoran ciertas cualidades que son imprescindibles en el mercado laboral y que los hombres no tienen: sensibilidad, capacidad de escucha... 

—¿Por qué es tan difícil ver a una mujer entre los cinco primeros puestos de la lista Forbes? Siempre repiten los mismos y son nombres masculinos: Carlos, Amancio, Bill... 
—Es que la desigualdad de oportunidades entre hombres y mujeres es un problema a escala global. Por eso el Día de la mujer trabajadora se conmemora a nivel internacional. Piense que en África, por ejemplo, la situación de la mujer es parecida a la nuestra. El hombre se ocupa de los trabajos importantes y la mujer lleva el peso del día a día familiar. 

—¿La crisis fue más crisis para la mujer? 
—Sí, porque sus condiciones laborales ya eran más débiles antes. Para ellas, fue más crisis la crisis y también la reforma laboral. Además, cuanto más se precarizan las condiciones laborales de las mujeres, mayores dificultades tienen para acceder a las prestaciones sociales. Los recortes en dependencia, educación y sanidad las abocan más a la exclusión social.


La responsable de empleo e institucional del sindicato CC.OO. Galicia lleva años dedicada al estudio de la mujer en el mercado laboral

domingo, 23 de febrero de 2014

Chus Sáenz, la primera policía local de A Coruña: "La única multa que perdoné en mi vida fue a un conductor que se le descolocó la pierna ortopédica"

Foto de César Quián para La Voz
El primer sitio de Galicia donde hubo mujeres policías fue la ciudad de A Coruña. Hace treinta y seis años, el entonces alcalde Jose Manuel Liaño Flores se planteó emular al Ayuntamiento de Madrid, cuyas calles ya eran patrulladas por agentes del género femenino. «Me pareció necesario hacerlo», explica Liaño. «Además, la ley ya lo permitía». En 1978, el municipio lanzó una convocatoria de cinco plazas de policía local solo para mujeres. La respuesta fue multitudinaria, pero dos puestos quedaron vacantes. Los otros tres fueron ganados por Florentina Pérez, María Luisa Estraviz y María Jesús Sáenz, la más joven de las tres. 

-Usted solo tenía dieciocho años cuando se convirtió en Policía Local. ¿Era consciente de que estaba siendo pionera? 
-Era consciente de ello. Sabía que aquí éramos las primeras. Me sentía muy orgullosa por eso, pero también tenía cierta incertidumbre.

-¿Por qué? 
-Por cómo seríamos aceptadas. Entrábamos en un cuerpo muy masculino, de machitos. 

-¿Y cómo las acogieron?
-Muy bien. Todos los compañeros nos arroparon y nos ayudaron a integrarnos desde el primer momento. El ciudadano también respondió bien, salvo algún vacile típico. Solo a veces me sentí un poco incómoda. 

-¿Se sentía observada? 
-Es que aquello llamó la atención. Y nada más empezar, nos pusieron a trabajar en el centro de la ciudad: Cantones, Rúa Nueva y San Andrés. 

-¿No las estaría utilizando el concello para presumir de «moderno» a su costa? Suena a política de escaparate. 
-Puede ser. Creo que lo hicieron por ser pioneros en esto. 

-Ahora es la responsable de la oficina que la Policía Local tiene en el Fórum Metropolitano, pero ha pasado por varios departamentos, patrullado calles y regulado el tráfico. ¿Cuántas veces le han pedido ayuda para retirar una multa? 
-Mis amigos no me molestan con eso, pero hay otra gente que sí lo intenta de vez en cuando. 

-Es que una multa tiene mal encaje siempre.
-Sí, es rarísimo que alguien admita que una multa está bien puesta. Rarísimo, rarísimo... 

-¿Y usted seguro que nunca perdonó ninguna? 
-Solo una y le voy a contar cómo fue. Multé a un conductor en la Ronda de Outeiro que había dejado el coche en doble fila. El señor alegó que se tuvo que meter en un bar porque se le había descolocado la prótesis que llevaba, una pierna ortopédica. No sé si era verdad o mentira, pero se la perdoné. 

-¿Perdonar multas está a la orden del día?
-Hoy en día no. Antes, sí. Había gente, incluso fuera de la Policía Local, que lograba sacar multas. Lo que me parece aberrante.

-¿Qué gente, políticos? 
-De todo. 

-El que tenía poder, se creía con poder para quitar una multa.
-Efectivamente. Y la quitaba eh... La quitaba. Quiero creer que hoy en día no pasa eso. 

-Dice el dicho que el poder siempre corrompe
-Y el que no se deja corromper, a la calle. Es una tristeza pero es así. Yo he visto cómo se ha dejado de lado al que quería ser honrado. Lo de la Pokémon me parece bien. Quien haya hecho algo malo, que pague por ello. Nadie se mete a policía para andar jorobando. Si denunciamos un coche, es porque está mal aparcado, no para fastidiar. 

domingo, 26 de mayo de 2013

”A nova lei educativa abre a porta a condutas que terán efectos sexistas”

Ana Iglesias Galdo, decana da Facultade de Ciencias da Educación da Universidade da Coruña

"O único antídoto contra a violencia de xénero é educar en igualdade"

"É un prexuízo pensar que o feminismo é como o machismo pero ó revés"


Ana Iglesias Galdo. Foto de Paco Rodríguez
Nin é unha lacra social, como levamos anos escoitando, nin se lle debe chamar doméstica nin conxugal. A violencia de xénero é estructural. É dicir, é a expresión da desigualdade existente entre homes e mulleres na sociedade actual. Para combatela, educación. Ou mellor dito, coeducación. A decana da Facultade de Ciencias da Educación, Ana Iglesias Galdo (Ortigueira, 1962), clama contra a Lomce porque ampara ós colexios que segregan ó alumnado por sexo. “A nova lei rompe co principio de coeducación mais básico. Os lugares onde se segrega por sexo contribúen aínda mais ó sexismo”.

_A violencia de xénero vén de cobrarse catro novas víctimas mortais en León, Córdoba, Llodio e Santander
. ¿Isto non se vai acabar nunca?
_A sociedade actual está estructurada de tal maneira que coloca a mulleres e homes en situación de desigualdade á hora de acceder a determinados dereitos e exercer determinados deberes. A violencia de xénero, lonxe de ser un lastre ou unha lacra, é un dous efectos mais visibles desa desigualdade.

_¿Por que hai tanta polémica co xeito de nomeala?
_Non dá igoal dicir violencia de xénero, machista ou sexista que dicir conxugal, familiar ou doméstica. Son dous discursos totalmente diferentes. Os tres primeiros conceptos remiten ó seu carácter estructural, da sociedade, do sistema. Os tres seguintes, non. Esta violencia non é froito da brutalidade particular dalguén ou de algo aleatorio.

_Quere dicir que, si falamos por exemplo en termos xornalísticos, os casos de violencia de xénero non deberían ser tratados como un suceso, senón como un problema social.
_Hai que reclamar ou seu carácter estructural e que ser muller é o principal factor de risco para sufrila.