miércoles, 2 de abril de 2014

Marián Ferreiro, ex concejala del PSOE en A Coruña: "Paco me mandó a un motorista con la carta del cese"

Foto de Marcos Míguez para La Voz

Sigue trabajando en el Centro Municipal de Planificación Familiar de Orillamar y cuenta que casi todas las usuarias llegan preguntando cómo les afectará el cambio en la ley del aborto. A Marián Ferreiro (Lourenzá, 1951) tan inconcebible como esa reforma le parece que «desde aquí hasta Fisterra no haya más centros como este». 

—¿Cree que los centros de planificación familiar corren el peligro de desaparecer? 
—Se han ido abandonando poco a poco. Creo que el objetivo final es que no existan y que las mujeres tengamos hijos para repoblar este país y así subir el índice demográfico. 

—¿Cómo les afecta el cambio en la ley del aborto? 
—Nos preguntan continuamente: «¿Ya cambiaron la ley?». Confío en que no salga adelante tal y como está elaborada porque, sino, el 95 % de las mujeres que quieran interrumpir un embarazo tendrán un hijo sin quererlo, se irán al extranjero o se pondrán en manos de alguien que les puede hacer una desgracia. 

—Volvemos a los tiempos de las clínicas clandestinas. 
—Sí. La situación es muy grave. Pretenden decirnos a las mujeres cuántos hijos queremos tener y cuándo debemos tenerlos; y eso es una decisión libre de la mujer y de la pareja.

—Hay miembros del propio PP en desacuerdo con la ley. 
 —No creo que haya tantos en contra, cuando a la hora de la votación no lo demuestran. Ya ve, lo que se lleva en política es decir una cosa y pensar otra.

—¿Qué más se lleva en política? 
 —Los políticos de ahora no escuchan a los ciudadanos, se olvidan del interés general y son incapaces de aplicar la democracia en sus propios partidos. Solo buscan sus intereses personales y no el bien común.

—¿Antes no era así? ¿Cómo recuerda su paso por la política? 
—Me gustó. Intenté aplicarla como un servicio al ciudadano. Ahora ya no tengo cabida, no le veo sentido. No se puede estar veinte o treinta años viviendo de la política y queriendo que los ciudadanos te crean. 

—Sin embargo, el año pasado se dejó querer. Entró en la lista socialista al Parlamento y casi sale. ¿Ahí aún le apetecía o qué? 
—Bueno, era una experiencia nueva y pensé que podía ser interesante. Yo no había estado en el Parlamento. Todavía sigo creyendo en determinadas ideas y no me rindo nunca. 

—Se ve que no escarmentó lo suficiente cuando la echaron del gobierno local. 
—Dijeron que yo me veía como la sustituta del alcalde y decidieron eliminarme. Temían que otros les hicieran sombra. 

—¿Y usted se veía como la heredera de Vázquez? 
—No, para nada. Nunca me lo planteé. Mientras estuviera Paco Vázquez, nunca lo pensé. Aquello no tenía sentido. 

—Y eso que, en el tema del aborto al menos, sus discrepancias con Vázquez serían grandes. —Pero es que Paco siempre respetó mi postura en ese sentido. Lo que pasó fue que alguien le convenció para echarme. Pasados los años, mire dónde está cada cual y cómo acabaron Francisco Vázquez y Javier Losada. Tendrían que haberme dado la razón. 

—Usted se lo intentaba hacer ver entonces y nada. 
—No me dio la opción de hablar. Me mandó al motorista y punto. 

—¿Que le mandó un motorista? 
—Sí, en serio. Yo estaba en mi despacho y allí se presentó el motorista con la carta del cese: «Ha sido usted cesada, agradecemos sus servicios y tal...». Como en los mejores tiempos del franquismo. 

—Ha pasado momentos duros. 
—Sí, porque luego, en el partido, debieron de hacer una leyenda con lo de que si yo quería tumbar a Paco... Fue demencial. La gente me torcía la cara, no me hablaban... En fin. 


«El gobierno de Carlos Negreira debería de llegar a acuerdos con los otros partidos» 

Critica que, con la corrupción, los partidos no tomen medidas contundentes para frenar la sangría de políticos implicados en chanchullos. Pero aclara que ha conocido a muchos concejales y alcaldes honrados. «No se puede generalizar». 

—Pero sí que haya dimisiones. 
—Si los dos grandes partidos acuerdan que aquí no ha pasado nada, es normal que el ciudadano deje de confiar en ellos. 

—¿Echa en falta que Besteiro, el secretario xeral de su partido, sea más contundente? —Claro, y espero que lo acabe siendo. Este partido no puede seguir sangrando más. Hay que cortar por lo sano donde haya que cortar. Es que si no, el PSdeG- PSOE nunca será alternativa en Galicia. 

—¿Cree que Jose Blanco acabará presentándose algún día como candidato a la Xunta?  
—Supongo que el querrá. 

—Pasemos al PP. ¿Qué valoración hace del mandato de Negreira? 
—No se sabe muy bien lo qué está haciendo, ni qué modelo de ciudad tiene. Además, está recortando en política social y en derechos de las personas. Su gobierno debería de ser capaz de llegar a acuerdos con el resto de los partidos políticos. Consensuar un plan para esta ciudad. El «y tú más» no sirve. Hay que cambiar la manera de hacer política. 

—¿A usted le queda dentro el gusanillo de la política?? 
—No descarto nada, pero sería mucho más exigente en lo que quisiera hacer.