sábado, 8 de junio de 2013

"Ahora se oye más que nunca lo de que esta profesión se va a extinguir"

Entrevista con Dolores Villar Pispieiro, la primera procuradora que se colegió en A Coruña en 1983
  • “Estoy muy harta de que siempre se cuestione al procurador” 
  • “Desde que entraron en vigor las tasas judiciales, la gente pleitea menos”

Dolores Villar Pispieiro. Foto de Paco Rodríguez
 Mañana de lunes en un despacho de abogados de A Coruña. Un cliente llama por teléfono. “Oiga, ¿cuándo voy a saber algo de mi asunto?”, pregunta. Al abogado le falta tiempo para colgar el teléfono y marcar el número de su procuradora. “Oye, ¿cómo está este asunto? ¡Este asunto!”. A la mañana siguiente, la procuradora en cuestión se planta en los juzgados y va directa a la mesa del funcionario de la sala que lleva el caso. Trata de contener su impaciencia, pero le suelta: “¿¿¿Y el asunto, el asunto, el asuntoooo...???”. Esta escena, _mil veces repetida en la vida de Dolores Villar Pispieiro, la primera procuradora de A Coruña_, está a punto de no volver a ocurrir. Varias reformas legislativas en marcha pretenden hacerle un “lifting” a la profesión. 

_Según el anteproyecto de la ley de Servicios Profesionales, a partir de ahora los abogados van a poder ejercer las funciones de un procurador. Pero ustedes también podrán competir con ellos por los pleitos. ¿Cómo lo ve? 
_A mí no me gusta ese anteproyecto. La gente puede pensar que así le saldrán los pleitos más baratos porque el mismo abogado te hará también de procurador. Pero eso no es verdad. Yo creo que si esa reforma sale adelante, habrá despachos de abogados que pasen a cobrar más. 

_Por otra parte, la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil amplía sus funciones en materia de notificaciones, ejecuciones y embargos y los convierte en agentes de la autoridad, además de que podrán cobrar por agilizar procesos. 
_Sí, parece que lo que nos quieren quitar por un lado con una ley, nos lo van a compensar por el otro lado, con la otra ley. Nos quieren dar más competencias en las ejecuciones de sentencias. Pero también se oye más que nunca lo de que nos vamos a extinguir. Así que hay mucha incertidumbre. 

_¿No está harta de que su profesión lleve tantos años en cuestión? 
_Sí, muy harta. A mí ya me lo decían cuando estaba estudiando la carrera de Derecho, hace cuarenta años. Y desde entonces, siempre ha sido así: que si no servimos para nada, que si ahora nos dan más funciones, que si ahora nos las quitan... Llega un momento en que te cansas de todo esto. 

_Perdóneme que hurgue en la herida pero, ¿para qué sirve exactamente un procurador? 
_El abogado defiende tus intereses y el procurador te representa. Para que tú no vayas al juzgado, voy yo con el poder que me has dado. Yo voy al juicio, yo presento las demandas, yo recojo las notificaciones, yo voy a los embargos... 



_¿Cómo se lleva eso de estar todo el día de un lado para otro? _Bien, pero yo me muevo en autobús urbano. Sino, sería imposible. Tengo una aplicación en el móvil para saber cuánto tarda y voy en bus a todas partes. 

_¿Por qué los juzgados siguen notificando en papel? _Ahora ya hay mucha documentación que te llega vía telemática, por el programa Lexnet. Recuerdo cuando nos daban las notificaciones con papel carbón. Hacías las copias con eso. El que tenía fotocopiadora ya era un lujo. 

_Lo que habrá visto crecer las montañas de expedientes en toda su carrera profesional. 
_Es verdad. La mayoría de los expedientes están en papel, aunque en el Tribunal Superior ya los están dando en un CD porque suelen tenerlos escaneados. Pero, en general, todo está en papel. Una causa penal, que es un tocho impresionante, te obliga a ir directamente a dónde esté para encontrar cualquier cosa que necesites consultar. 

_Normal que la máquina de la justicia siga yendo a paso de tortuga. 
_La mayoría de los juzgados están atascados y van lentos, sí. Además esta tecnología no funciona bien la mitad de las veces. Luego tenemos al cliente que azuza al abogado, el abogado al procurador y este al funcionario. Es una cadena. 

_¿Considera cierta esa leyenda urbana que cuenta cómo los funcionarios entran y salen con las bolsas de la compra en medio de la jornada? 
_Hay de todo pero, por lo general, yo creo que los funcionarios sí que trabajan. En la administración de justicia, hay funcionarios que son muy buenos y hay funcionarios que no son tan buenos pero que también funcionan. 

_¿A qué atribuye la lentitud de la justicia? ¿A la falta de medios u a otros factores? _Hay muchos juzgados atascados y mucho colapso acumulado desde hace mucho tiempo. Y aunque haya muchos funcionarios, hay un solo juez que también está saturado y no puede con todo. 

_Mañana lunes la van a recibir en volandas con los cables que le está echando a sus colegas. 
_Mire, en esta profesión no solo tienes que ser sociable, si no que no puedes enfadarte demasiado. Yo, si veo que el funcionario está un poco agobiado de trabajo, me doy la vuelta y me marcho. Convivimos mucho con ellos. Nuestra función es estar muy en contacto con los funcionarios. 

María Dolores Villar Pispieiro (A Coruña, 1952) tenía treinta años cuando se colegió como procuradora con el número 56. Era el 15 de abril de 1983 y ella fue la primera en la ciudad. A día de hoy, en A Coruña desarrollan su trabajo unos 150 procuradores, de los que unas cien son mujeres. Mayoría abrumadora. 

_¿Tiene algún referente en este oficio? 
_Javier Bejerano. Con él empecé a hacer prácticas y con él me quedé diez años hasta que me independicé. Bejerano ya era una referencia en ese momento. Y lo sigue siendo. Yo aprendí mucho con él. 

_La ley de enjuiciamiento civil abre la puerta a que ustedes cobren por agilizar un proceso. Los sindicatos denuncian que eso es una privatización de la justicia. Quién tenga más dinero podrá tener acceso a una justicia más ágil. 
_Sí, será una justicia de dos velocidades. Es lo mismo que ocurre con las tasas. Eso es una barbaridad. Al final, la más perjudicada es la gente de clase media, porque el que no tiene dinero tiene acceso a la justicia gratuita. Y al que tiene dinero, le da igual pagar. 

_¿Nota una bajada de los pleitos desde que entraron en vigor las tasas? 
_Sí, ha bajado mucho el trabajo. ¡Pero es que una apelación ya son 800 euros! La gente pleitea menos ahora por culpa de las tasas judiciales.