domingo, 27 de enero de 2013

"En cada concierto pienso: Buf, no me despiden, ¡menos mal!"

Claudia Walker, flautista principal de la Orquesta Sinfónica de Galicia 

Claudia Walker. Foto de Paco Rodríguez
Tiene nombre de actriz de Hollywood pero es algo más sugerente que eso: flautista de la Sinfónica. Claudia Walker (Memphis, 1965) no oculta su temor por los recortes que acechan a su sector. “La cosa está complicada, pero, afortunadamente, nosotros estamos contando con el apoyo de los abonados. Aún así, en cada concierto pienso: Buf, no me han despedido, ¡menos mal!”.


_¿No echa en falta la presencia de gente joven en las butacas?
_Es cierto, tenemos un público bastante mayor. Pero el nuevo gerente está tratando de orientar nuestra actividad para atraer el interés de la gente joven. Creo que va por el buen camino.

_¿Qué les diría a los "no iniciados" para que vayan a verlos?
_Yo no sabia que me gustaba el flamenco hasta la primera vez que fui a un concierto. Y me dije: “¡Esto está genial!".




_ ¿Qué hace una mujer como usted en un sitio como este?
_A mí me ficharon en una audición en Nueva York. Yo tenía 26 años y un novio en Madrid, así que me pareció superapetecible la idea. También influyó que vi unas fotografías de A Coruña y me encantó la ciudad.

_Usted pertenece a la orquesta desde que se formó, en el año 1992. Eran los buenos tiempos. Había dinero para montar orquestas.
_Sí, ahí empezó el bum. En España se estaban formando varias orquestas al mismo tiempo, como la de Valladolid. La OSG hizo audiciones en Rusia, Francia y los Estados Unidos. También fue el año de las Olimpiadas en Barcelona.

_¿Cuántas flautas tiene?
_Tengo tres, una es de oro (que está a buen recaudo), otra de plata (es la que llevo a las giras) y la tercera, que estoy intentando vender.

_¿Cuánto cuesta la de oro?
_Unos 20.000 euros.

_¿Desde cuándo la tiene? Quiero decir, ¿cuándo supo que quería ser flautista?

_A los 12 años. Empecé a tocar con 10. Al principio, no lo hacía especialmente bien, pero luego empecé a destacar.

_Pues ahora sí que destaca. Cuando toca un solo, las ovaciones son impresionantes. ¿Qué siente en esos momentos?
_En ese momento solo pienso en tocar con el corazón y ser expresiva. Eso es algo que he aprendido en España, donde los músicos tocan con pasión. Los estadounidenses tenemos fama de ser más correctos pero no tan expresivos como los españoles.

_¿Pero le llega el calor del público?
_Sí, yo aquí me siento muy querida. Pero no tanto en el momento de los aplausos, que también, sino sobre todo al término de la actuación. Cuando salgo y se me acercan los abonados para saludarme o darme las gracias. Es una sensación de apoyo increíble. Tenemos un público muy agradecido.

_¿Cuál es su compositor favorito?
_¡Me gustan todos! Si no, sería una tortura trabajar. Imagínese que no me gusta Bach, ¡ja, ja...! ¡La llevaría clara! La clave está en intentar sacar el estilo propio de cada compositor, que Stravinsky suene como Stravinsky. Eso es lo que hace el trabajo interesante. Y no tocar Mozart como si fuera Bach, o Bach como si fuera Mozart.

_Pues dicen que la flauta era el único instrumento que no le hacía gracia a Mozart.
_Sí, escribió en sus cartas que no le gustaba. Sin embargo, compuso de una forma preciosa para este instrumento, con varios conciertos. Y La Flauta mágica.
 

Como buena residente en Santa Cruz (Oleiros), a Claudia Walker le encanta ir a pasear sola con su perro por Seixo Branco, incluso después de un concierto. “Lo que más valoro de vivir aquí es la seguridad que tengo. Ojalá que esto no cambie con la crisis”.

_¿Cómo ve a Obama y a su país?
_Me gusta Obama, yo voté por él desde aquí. Pero pase lo que pase, aunque perdiera el trabajo, yo me quedaré en Galicia para siempre. Aquí me siento muy feliz aquí y después de veinte años, mi vida está aquí. Hago muchas excursiones. Por ejemplo, la semana pasada fui a Ourense a conocer las termas. Luego pongo fotos en el Facebook y todos mis amigos en los EEUU están supercelosos. Es que no os dais cuenta de lo precioso que es el paisaje que tenéis aquí; y la naturaleza.

_¿No hay nada que no le guste?
_Echo mucho de menos a mi familia y es un tema al que ustedes le dan una importancia primordial. Me encanta ese hueco que tienen al mediodía con toda la familia reunida en la mesa.

_El idioma lo tiene controlado.
_Sí, lo hablo perfectamente, pero también le digo: ¿cuánto tiempo ha de pasar para no confundir el "ser" con el "estar" y saber cuando tratar a alguien de "tú" y cuándo de "usted?" (Risas).

_¿Y la comida aquí qué tal?
_Me gusta todo, es una dieta muy mediterránea. No había probado el cocido y una amiga gallega me lo preparó en la noche de Fin de año. Me gustó mucho.

_¿Le fastidia la mala imagen que tenemos aquí de la cocina americana?
_No, poque es cierto, estoy completamente de acuerdo.Y lo malo es que aquí ahora los jóvenes están acostumbrándose a comer la porquería americana. Es una pena. Hamburguesas, patatas, los doritos... Yo me acuerdo cuando no había nada de eso aquí. Recuerdo que cuando me vine a España no había galletas Oreos y me extrañó. Pero yo ahora nunca compro esas cosas. No consumo comida rápida.


_¿Qué fue del chico con el que salía cuando llegó a Galicia?
_Es curioso. Estuvimos juntos muchos años, pero rompimos justo cuando me vine aquí.

(Entrevista escrita por Loreto Silvoso y publicada en La Voz de Galicia el domingo, 27 de enero del 2013)