domingo, 10 de marzo de 2013

"Operaría a este país de la falta de honradez"


Guadalupe Pérez-Lafuente, primera cirujana infantil de España
(Entrevista escrita por Loreto Silvoso y publicada en La Voz de Galicia el 10 de marzo del 2013. Aquí va la versión completa. La foto es de Paco Rodríguez).

Entre novelas de Vargas Llosa, cuadros de Abelenda, partidas de bridge y jazz. Así de apacible discurre la jubilación de Guadalupe Pérez-Lafuente Leiro (Matosinhos, 1938), tras toda una vida dedicada a la medicina. Desde su salón, en una torre de la coruñesa calle División Azul, se divisa el mar. Y en su mirada, el orgullo de haber sido la primera cirujana infantil de España. 

-¿De qué operaría usted a este país?
-De la falta de honradez. No hay derecho a que nos hayan engañado tanto. Y estamos sin perspectivas de futuro, ni por la derecha ni por la izquierda. La solución qué va a ser: ¿un payaso como el de Italia? Yo estoy escandalizada con lo que está pasando en política.

-¿Por qué ahora a los cirujanos se les da por llevar gorros de colores en la cabeza, en vez del clásico azul?
-Tiene una explicación. Al menos, en cirugía infantil. Se trata de que al niño se le haga menos traumática la presencia del médico.

-¿Usted también lució estampados en el quirófano?
-Sí, yo también usé un gorro de esos. Me lo habían traído de los Estados Unidos, que fue de donde vino esa moda. También llevaba algunos muñecos en la solapa, por lo de quitarle dramatismo a las consultas.


-Estuvo más de treinta años como cirujana en el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac). ¿Por qué nunca llegó a jefa de servicio?
-Por ser mujer. Antes de venir a Coruña, estuve unos años en Sevilla. Me presenté al concurso para ser jefa y no lo conseguí, me quedé en adjunta. Yo estaba mejor preparada que el otro así que pregunté por qué no había sido yo la elegida y me dijeron:” Es que tiene usted que comprender que él es un hombre”. Y yo le dije: “Pues tiene usted que comprender que mañana me marcho”. Y me marché y me vine para aquí.

-Corría el año 1971. ¿En A Coruña no sintió esa discriminación?
-Sí, sí que la sentí. Yo en el Chuac podía haber sido jefa de servicio desde que llegué. También me presenté a un concurso y tenía mejor currículum que el que ganó. Nunca más me volví a presentar a nada. 

-¿Cuál es el “abecé” de la cirugía infantil?
-Hernias, hernias, hernias; apendicitis, apendicitis y apendicitis; y algunas fimosis, ja, ja.

-Digamos que esas son operaciones sencillas, pero también hubo momentos duros, me imagino.
-Bueno, cuando te llega un tumor o así, pero eso es algo menos habitual. También fueron duros los viajes que hice a Nicaragua con la Ong Solidariedade Galega. Estuve allí tres veranos operando niños. La última intervención la hice con linternas porque nos quedamos sin luz en el quirófano. Fue todo así, sin apenas medios.

-Y luego llegó la separación de las siamesas en 1976.
-Sí, participar en aquello fue impresionante. Fue uno de los primeros casos que hubo en España y, desde luego, el primero que hubo en Galicia. Requirió de una preparación previa intensa, estudiamos mucho, consultamos mucho también. No se sabía ni como hacer: si utilizar dos quirófanos y dos equipos o sólo un quirófano grande y dos mesas de intervención, que fue lo que hicimos al final. 

-Fue un hito de la medicina coruñesa a nivel internacional.
-Sí, aunque era una operación relativamente sencilla. Las dos niñas estaban unidas por el abdomen pero la comunicación entre ellas era muy pequeña. Afortunadamente, todo salió muy bien. Tengo un recuerdo muy bonito de aquello.

-¿Le siguió la pista a esas niñas?
-Se la seguí durante mucho tiempo. Sé que una de ellas murió un día, de repente, sin tener nada que ver con su malformación de nacimiento.

-¿Le hubiera gustado poder echar mano de avances como los del cirujano Pedro Cavadas, que hizo el primer trasplante de cara en España?
-Ese camino que se ha abierto es muy interesante pero el resultado de esas operaciones no sé si será tan efectivo como nos quieren hacer ver. Hay algunas incertidumbres, la movilidad de los miembros, la expresión, etc.. Todavía hay que mejorar mucho esas técnicas.

-¿Qué futuro le augura a la sanidad pública?
-La hemos maltratado entre todos los que trabajamos en ella. No es posible gastar lo que se gastaba en sanidad pública. Era inviable, Yo decía, si yo en mi casa no tiro aquí tampoco voy a tirar. Era muy fácil tirar y ahora no hay recursos.

-El fallo está en el mal uso que se hizo de ella, dice usted.
-Sí. Nuestra sanidad pública es muy buena, pero la malgastamos mucho, ese es el problema. Y en primer lugar, los trabajadores: las suturas no se aprovechaban hasta el final, por ejemplo, yo que sé, pequeños detalles de mal gasto. O por ejemplo, la mayor parte de los médicos no sabían cuánto costaba todo el material que estaban usando. Y después ya vino la segunda fase, en la que la gente ya se vio con una medicina rica y a exigir, a exigir y a exigir.

-En ese momento había dinero.
-Cuando yo empecé a trabajar, a las enfermeras de cierto sanatorio privado se les descontaba la parte proporcional del sueldo si desperdiciaban, por ejemplo, un drenaje. Y así ya no se les ocurría volver a hacerlo.

-Osea, que es un problema de gestión.
-De mala gestión, sí. ¿Para qué vas a tener la calefacción al máximo, si no te hace falta todo el tiempo? ¿Para qué vas a encender todas las bombillas, si te llega con dos? Todos fuimos nuevos ricos al fin y al cabo.

-¿Qué pasará si se acaba privatizando?
-Los hospitales públicos no deben ser gestionados por médicos. Es como si ponen a un mecánico a dirigir Inditex. Pues un hospital igual. Hasta que Zara empezó a funcionar, el Chuac era la mayor empresa que había en A Coruña. La administración de una gran empresa tiene que ser realizada por un gestor, no por un médico. Y aquí fue un médico detrás de otro. El único gerente que tuvo un perfil más económico fue Luis Vicente Sánchez y al poco tiempo lo echaron, por corporativismo médico y politiqueo. Hubiera sido un buen gestor pero no le dejaron serlo.

-¿Por qué los gerentes tienen que estar siempre en sintonía política con el gobierno de turno?
-¡Ahí es donde está el problema! El único caso en que eso no se cumplió fue con Jesús Caramés que era de izquierdas y lo nombró un gobierno del PP, cuando Hernández Cochón estaba al frente de Sanidade.