martes, 8 de enero de 2013

"La primera vez que vi el rayo verde fue emocionante"

Alsira Salgado, capitana de la Marina Mercante

Foto de Gustavo Rivas

Era un día sin nubes en el cielo y con el mar azul. El mercante en el que Alsira Salgado Don (Bassel, Suiza, 1978) llevaba quince días embarcada como alumna en prácticas navegaba de Cádiz a Canarias. El jefe de máquinas le sugirió que se acercase a la proa y ocurrió: allí estaba, tal y como lo describió Julio Verne en su novela, el rayo verde.

—Una experiencia para recordar.
—Tengo apuntado el día. El capitán me dijo que no mirase directamente al sol porque molesta mucho a los ojos.

—Es el último rayo antes de la puesta del sol. ¿De verdad es de color verde?
—De verdad. Es impresionante verlo. Para mí fue emocionante.

—¿Lo más hermoso?
—Navegar por el estrecho de Magallanes y los canales patagónicos. Estuve siete años embarcada y me quedo con eso.

—También habrá pasado malos momentos. ¿Alguna tormenta?
—Pequeños tornados, pero de pasarlo mal, solo por Fisterra. Y todo por el mar de fondo del noroeste, que siempre está ahí, en verano y en invierno.

—O sea, que no es una simple muletilla de los de Meteogalicia.
—Qué va, es real. No es solo el mar de viento, es el mar de fondo
que te genera un malestar bastante incómodo en el cuerpo. Yo no me mareo nunca, pero
ese malestar es tremendo.


—¿Cómo decide meterse en la marina mercante?
—En mi familia no hay tradición marinera, aunque mi padre es de Muxía. Simplemente,
me encantaba el mar y decidí matricularme en Náutica, a pesar de no saber siquiera en ese momento las salidas que podía tener esta carrera, que son muchas, por cierto.

—Ahora es profesora de Navegación en la Escuela de Náutica de A Coruña. ¿Mejor en tierra?
—Yo el mar no lo dejo por nada. Ahora estoy aquí porque me surgió esta oportunidad y quiero sacarme el doctorado, pero no descarto volver a embarcarme algún día. Siempre que puedo, navego con los barcos de la Escuela. Me encanta navegar.

—¿En qué tipo de buque trabajó?
—Siempre estuve en gaseros. Hacíamos la ruta por la península y las islas, sobre todo Cartagena-A Coruña y, a veces, A Coruña-Bilbao.

—¿Qué transportaban?
—Butano y propano. Era un barco de mucha manga y poco calado, estaba preparado para ir a Sevilla. A veces, íbamos a Marruecos o a Argelia. En verano nos tocaba cruzar el charco para llevar el butano a Argentina, Chile o Perú, que era cuando allí estaban en pleno invierno.

—Este no es un trabajo corriente. Cuando uno está embarcado, ¿cómo suministra su descanso?
—Tú tienes un horario. Por ejemplo, el primer oficial trabaja de 4 a 8 de la mañana y de
4 a 8 de la tarde, pero si el barco llega a puerto a deshora, la jornada se prolonga hasta que se terminen las cargas y las descargas. Las campañas suelen ser de cien días navegando y sesenta descansando, al menos en la compañía para la que yo trabajé. Era un trabajo muy bien remunerado, la verdad.

—Es un sector muy masculinizado. ¿Hay muchas desigualdades?
—Lo que a mí me tocó vivir es mucho paternalismo, que te tratan como si fueras su hija. Cuesta ganarse el respeto.

La capitán Alsira Salgado Don guarda «muy buenos recuerdos» de la vida a bordo.
—¿Cuál es el lugar con la mejor fotografía desde cubierta?
—Sin duda, Tesalónica (Grecia) y los fiordos noruegos.

—Pues dicen que la ensenada coruñesa sorprende a quien llega a ella por vía marítima.
—A Coruña me encanta aunque casi siempre hace mal tiempo, por culpa del mar de fondo, que es lo peor. Siempre que vine, ahí estaba. Se cuentan con los dedos de una mano las veces que me encontré calma chicha al llegar o salir de la costa coruñesa.Creo que fueron solo una o dos veces. Y vine en bastantes ocasiones con los mercantes en los que trabajé.

—¿Les daba tiempo a conocer los países que visitaban?
—Casi nunca. Puedo decir que estuve en Grecia, pero ni la pisé. La conozco solo desde el barco.

—Se está celebrando el juicio del «Prestige» en A Coruña. ¿Tiene una opinión formada
sobre lo ocurrido?
—No tengo toda la información sobre lo que pasó. Por mi experiencia navegando, solo le puedo decir que, en mi opinión, habría sido mejor meter el buque en una de las rías.

—¿La piratería marítima es un problema?
—Está a la orden del día, pero la protección se ha doblado. A mí no me pasó porque nunca navegué por las zonas conflictivas. Uno de nuestros alumnos estaba en un buque que fue asaltado en el golfo de Adén.

(Entrevista escrita por Loreto Silvoso y publicada en La Voz de Galicia el domingo 6 de enero del 2013)