(Entrevista escrita por Loreto Silvoso y publicada en La Voz de Galicia el 7 de abril del 2013. La fotografía es de Paco Rodríguez. Aquí va la versión completa de la entrevista)
Hizo de monja en Águila Roja y de prostituta en Cuéntame. Terminó
Arte Dramático en Madrid y le dieron un premio Max por su primera producción
teatral (“Desde lo Invisible”, 2008). Tras dar a luz a su primer hijo, se ha traído los bártulos de Madrid para hacer en su ciudad natal lo
que mejor sabe hacer: curar con el teatro. Victoria Teijeiro Álvarez (A Coruña,
1977) es actriz, arteterapeuta y acaba de poner en marcha la primera escuela
profesional de teatro para personas con discapacidad intelectual en el Teatro del Andamio (barrio
de Los Rosales). Tiene recién hecha una película con Fele Martínez ("Esperando septiembre") y
saldrá en los próximos capítulos de la serie Aída.
_Parte de la actual decepción social se está canalizando a través del señalamiento y la denuncia pública de los políticos. ¿Usted ha hecho ”escrache” con el teatro alguna vez?
_Sí, con la última producción de mi compañía, La Quintana Teatro. Se titula “El bolso o la vida” y trata de los suicidios por culpa de la crisis. El argumento gira en torno a un concurso de la tele que permite al ganador "matarse" con todos los gastos pagados. Ya estrené la obra en Madrid con gran éxito y ahora quiero retomarla en Galicia, porque el tema sigue candente.
_Dice Cayo Lara que los cobradores del frac llevan toda la vida haciendo escrache. ¿El teatro también?
_Con el teatro también se puede hacer escrache y desde luego ya se hace. Yo misma he hecho teatro de denuncia social y mucha otra gente. Pero son producciones que no suelen llegar a los grandes escenarios. Se quedan en los alternativos y sin subvención pública, por supuesto.
_¿Cree que tanto el teatro como el cine deben estar subvencionados con fondos públicos? ¿La última película de Almodóvar también?
_Ja, ja, todavía no la he visto pero supongo que lo dice por las críticas que ha recibido. Yo sí creo que el arte debe estar subvencionado. El problema es cuando es el político el que reparte el dinero: el criterio para las ayudas debe ser cultural. He visto subvenciones de 35.000 euros para producciones que luego solo tenían dos atriles en el escenario.
_¿Está calando ahora el discurso de que la cultura es un artículo de lujo que no nos podemos permitir porque hay otras cosas más urgentes a las que atender?
_ Sí, porque a los gobernantes no les interesa que estemos en medio. El arte debe servir para contar lo que está pasando en la sociedad y ahora prefieren que no lo hagamos.
_¿Pero hay “culturas” recortables como la del Gaiás? La Xunta acaba de paralizar las obras.
_Sí. Es que eso ya ni se debería haber permitido. Son grandes mamotretos no pensados por gente de la cultura y después eso se nota. Hay teatros nacionales en los que los actores necesitan micros porque están mal construidos.
_Esta queja fue bastante jaleada en la reciente edición de los premios María Casares del teatro gallego. También cundió la crítica a la falta de apoyo de la administración y al retraso en la puesta en marcha de las programaciones.
_Pues para salvar las taquillas parece que los productores están apostando por los personajes de la tele.
_El consumismo ha llegado al arte. Coloco a un famoso y me aseguro el lleno. Cuando hice Romeo y Julieta con los actores de “Yo soy Bea”, parecía que el público solo tenía ojos para ellos. Eso es lo que está pasando ahora mismo.
_El día menos pensado les meten a Belén Esteban de actriz.
_ De momento no lo necesita pero en cuanto lo necesite, ¡ya verá usted como sí!
_Pues ahora que le han entrado a robar en su vivienda, a lo mejor sí lo necesita. Cualquier día les aparece por el mundo de la escena...
_¿Con el teatro se puede curar a las personas?
_Totalmente. Yo he trabajado con enfermos de alzheimer y
personas con problemas de drogadicción y le puedo asegurar que eso es cierto.
_Y a las personas con discapacidad intelectual, ¿cómo les
puede ayudar el teatro?
_Con el teatro jugamos a ser otras personas. Lo que hacemos
los actores son ensayos de vida. Cuando la sociedad te coloca un papel
determinado, es muy difícil cambiar de equipo y, de esta manera, ellos pueden
lograrlo.
_Muchos colectivos que trabajan con Down u organizaciones
como Cogami ya tienen grupos de teatro. ¿En qué será diferente el suyo?
_Este es un curso de artes escénicas profesional. En las
asociaciones se toman el teatro como un entretenimiento, y eso está muy bien,
pero yo planteo ir más allá.
_Reivindica un teatro social profesional. ¿Todo el mundo
está capacitado para interpretar?
_Pretendo montar un grupo que no esté cerrado al núcleo de
la discapacidad, para que acabe siendo heterogéneo. La idea es que se les
conozca por lo que hacen y no por su discapacidad. Si con este colectivo se
hace integración laboral, también se debería hacer integración cultural.
_¿Qué le parecen los microteatros o el teatro a la carta?
_Los microteatros, muy bien. Es una fórmula para conseguir
sacar adelante el trabajo de muchos actores, que cuesta menos dinero y
encuentra fácilmente lugares donde exhibirse. El teatro a la carta, no lo veo.
Eso es el Bodas, Bautizos y Comuniones del teatro. El tío con mucha pasta que
te pide que le hagas una obra para el cumple del niño o la historia a medida.
Dudo mucho que eso sea el futuro y el fin del teatro. Tenemos que mirar hacia
otro lado para que sigamos teniendo actores de referencia.
_¿Y cuáles son los suyos?
_De los gallegos, siempre me ha gustado mucho Luisa Merelas.
Pero también Mabel Rivera y Luis Tosar. Y de fuera, me quedo con Amparo Baró y
José Sacristán.
_Usted también es experta en teatro político y en el
estudio de la expresión de los personajes públicos. ¿Feijoo actúa cuando dice
que no sabía quién era Marcial Dorado en el año 1995?
_No pude ver la rueda de prensa donde dijo eso, pero al menos veo que se expresa mejor que Rajoy. Ahora, que me
lo crea... ¡ya es otro cantar! (Risas). En Estados Unidos todo esto de la expresión lo tienen más estudiado que aquí.
Nuestros políticos están tan pendientes de tapar cosas que no se les ve
naturales. Y algunos tienen que trabajar mucho más la dicción.